Barcelona superó ayer con creces su récord de participación en una manifestación con motivo de la fiesta del 12 de octubre. Unas 65.0000 personas, según la Guardia Urbana, desfilaron convocadas por Societat Civil Catalana (SCC) y varias entidades más y reclamaron al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que "rectifique" y aproveche el lunes "su oportunidad de oro", en alusión al vencimiento del plazo que le ha dado el Gobierno para que confirme si ha declarado unilateralmente la independencia.

Hasta ayer, el récord de participación en una manifestación del Día de la Hispanidad en Barcelona estaba en las 38.000 personas que salieron a la calle, tal día como ayer, en 2014.

Bajo el lema "Cataluña sí, España también", la marcha bajó por el Paseo de Gràcia, a la altura de La Pedrera, hasta la Plaza de Cataluña, al grito unánime de "Puigdemont a prisión", pero también con una petición al president de que rectifique porque "no nos representa".

Detrás de una pancarta con el lema de la manifestación marcharon dirigentes de Ciudadanos (C's) con Inés Arrimadas a la cabeza; del PP, liderados por el presidente del PPC en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, y el líder de SCC Cataluña, Mariano Gomá.

En un ambiente festivo, como el de la multitudinaria manifestación del domingo pasado -que según sus organizadores, SCC, concentró a un millón de personas- pudieron oírse consignas parecidas: vivas a España, a Cataluña, al Rey y a la Policía.

También se vio a manifestantes saludando afectuosamente a agentes de los Mossos d'Esquadra, cuerpo que tuvo un papel controvertido en la votación del 1-O, suspendida por el TC, lo que llevó a otros ciudadanos a increpar a algunos agentes.

Tanto los líderes políticos como los autores del manifiesto insistieron en pedir aclaraciones a Puigdemont y que dé marcha atrás en su apuesta por la secesión para no seguir perjudicando a Cataluña y empobreciendo su economía. Y por eso, el secretario de SCC, Manuel Miró, le exigió que deje de hablar en nombre de todos los catalanes: "Nunca más. No nos representa. No en nuestro nombre". Al término de la marcha, el manifiesto leído por Clemente Polo, portavoz de Espanya i Catalans, una de las entidades convocantes, tachó la declaración de independencia de "confusa pantomima, más propia de patio de colegio que de sede parlamentaria". "Al final, parece que le temblaron las manos y las piernas", criticó.

Paralelamente, colectivos de ultraderecha y antifascistas se manifestaron sin incidentes y por separado en las inmediaciones de plaza de España y de la estación de tren de Sants.

La marcha ultra, liderada por Democracia Nacional, reunió a 350 personas, según la Guardia Urbana -la misma cifra que la antifascista-, y acabó con el "Cara al sol". En el barrio de Gràcia, los Mossos identificaron a una veintena de miembros de la organización ultra Hogar Social, y les requisaron puños americanos, cadenas, banderas preconstitucionales y bengalas.

Pese a ser festivo, medio centenar de ayuntamientos catalanes, entre ellos los de Badalona, Manresa, Berga, Cervera, Arbúcies o Tortosa, abrieron sus puertas, aunque muchos de ellos no ofrecieron servicios al público. Algunos ayuntamientos lo hicieron sin trabajadores municipales, únicamente con presencia de cargos electos de ERC, PDeCAT o la CUP, que realizaron trabajos de oficina a puerta cerrada.

La mayoría de estos consistorios ya abrieron en años anteriores y corresponden a pequeños municipios, pero también hay algunas capitales de comarca y Badalona, la tercera ciudad catalana.