Cientos de miles de personas, encabezadas por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y su Govern salieron ayer a las calles del centro de Barcelona para celebrar con una manifestación independentista la Diada, el Día de Cataluña. En la manifestación de la que se ha acabado llamando "la Diada del sí" -marcada por la prohibición del referéndum del 1-O y culminada sin incidentes- resonaron los gritos de "Votaremos" a la vez que planeaba sobre ella la guerra de cifras.

Mientras que la Guardia Urbana hablaba de "casi un millón" de asistentes, la delegación del Gobierno reducía la cifra mágica a 350.000 personas y fuentes del Ejecutivo aseguraban desde Madrid que se ha tratado de la Diada "menos numerosa de los últimos años". La plataforma Societat Civil Catalana rebajó la participación a 225.000 las personas.

Para el Gobierno, la mayoría de los catalanes no ha querido servir de coartada a un proceso independentista ilegal, marcado por la insurrección parlamentaria de la pasada semana, durante la cual se aprobaron las leyes de Referéndum y de Transitoriedad, "pisoteando los derechos de media Cataluña".

En el lado opuesto, los representantes de las tres entidades soberanistas convocantes -Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium y Asociación de Municipios por la Independencia (AMI)- reiteraron en sus alocuciones los argumentos de los defensores de las leyes aprobadas en el Parlament.

El presidente de la ANC, Jordi Sánchez, fue el más contundente en el mensaje lanzado al Gobierno a menos de tres semanas de la fecha fijada para el referéndum por el Govern: "Nos declaramos insumisos a los tribunales y gobiernos que sólo quieren preservar la indivisible unidad de la patria", proclamó. Anteriormente ya había insistido en que "la única legalidad que reconocemos es la que emana del Parlament" y en que "las decisiones del Tribunal Constitucional ya no son vinculantes".

Sánchez también se dirigió, en tono irónico, a la Guardia Civil, para reprocharle los registros de la pasada semana en una imprenta y un semanario tarraconenses. El dirigente independentista aseguró saber dónde están las urnas y las papeletas buscadas por los agentes. "Las encontrareis el 1 de octubre en cualquier colegio electoral, llenas de votos", dijo.

La movilización de este año, precedida por un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils (Tarragona), adquirió la forma de una gran cruz cuyos brazos discurrían por el Paseo de Gràcia y la calle Aragó, dos grandes arterias perpendiculares del centro de Barcelona. Según los organizadores, la cruz pretendía representar la voluntad de sumar voluntades.

A las 17.14 horas (simbólicas de la derrota catalana de 1714 en la Guerra de Sucesión), las pancartas gigantes desplegadas en cada uno de los cuatro extremos de la cruz -con los lemas "Paz y libertad", "Referéndum es democracia" y "Sí"- empezaron a avanzar hacia el punto de confluencia de ambas calles. El momento culminante llegó cuando, a media tarde, los participantes completaron su recorrido entre gritos a favor del referéndum: "Votaremos, lo quieran o no lo quieran".

En la plaza de Catalunya, en uno de los extremos de la movilización, se encontraba la fila cero de autoridades, donde se ubicaban, entre otros, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. Ayer fue la primera vez en la que un presidente de la Generalitat participó en la gran manifestación de la Diada en el centro de Barcelona. El año pasado, Puigdemont acudió a la movilización de Gerona.

El presidente de la Generalitat, aseguró al término de la manifestación que seguirá abierto a negociar "hasta el último minuto" los términos del referéndum con el Gobierno de Madrid. Asimismo destacó que los partidarios de la independencia han vuelto a salir "de forma masiva" y "pacífica" a la calle "pese a todos los augurios de aquellos que querían que pincháramos", y con "el compromiso insobornable del talante con el que los catalanes hemos decidido encarar esta situación, de manera absolutamente pacífica y democrática".

A diferencia del año pasado no participó en el acto reivindicativo la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien fue el blanco de numerosas presiones verbales para que su consistorio ceda locales municipales para la votación del próximo 1 de octubre en la capital catalana.

El expresidente catalán y actual presidente del PDeCAT, Artur Mas, fue uno de los líderes independentistas que citó expresamente a Colau, a la que instó a que "tome nota" de la manifestación de la Diada y "se dé cuenta de dónde está la gente que quiere votar".

Asimismo, los portavoces de En Marea y del BNG, Luís Villares y Ana Pontón, respectivamente, lideraron las comitivas con las que sus organizaciones participaron en la Diada de Cataluña, en donde reiteraron su apoyo al derecho a decidir de la ciudadanía catalana.

Villares, acompañado en Barcelona por la viceportavoz del partido, Ana Seijas, explicó que En Marea participó en diferentes actos en el Día de Cataluña para defender el "carácter reivindicativo y político" de la jornada.

En efecto, por la mañana aisistieron al acto organizado por Catalunya en Comú, en el que participó el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y por la tarde acudieron a la tradicional manifestación celebrada en Barcelona.

Por otro lado, la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón señaló que la celebrada ayer fue una Diada histórica en la que "el pueblo catalán quiere escribir con letras de libertad su futuro". Y lamentó que frente al que ella considera un ejercicio de democracia se estén dando desde el Gobierno central "posiciones inmovilistas y retrógradas" ya que está "boicoteando que la gente pueda decidir su voto", algo que para el BNG "no es admisible ni permisible".