No solo el contexto de los atentados recientes en Barcelona marcó diferencias con la visita del año pasado a la carballeira de San Xusto, entonces perteneciente al concello de Cotobade, fundido ahora con el de Cerdedo. En 2016, Rajoy desembarcó en Galicia presionando al PSOE para lograr su investidura tras dos elecciones generales y Feijóo se enfrentaba en semanas a su tercera campaña electoral, de la que salió con una nueva mayoría absoluta. Rajoy, que hoy se reúne con los máximos dirigentes de Alemania, Francia e Italia para estrechar lazos contra el yihadismo, se acordó no solo de esa fecha. "La victoria del año pasado en Galicia marcó el rumbo para España y ya van unas cuantas", indicó en alusión a 2009, cuando la derrota del bipartito marcó el inicio de una recuperación del PP, que según su líder, ha "ganado todas las elecciones en Galicia" desde 1977, dijo, incluyendo en la estadística a UCD.

Feijóo tenía preparado un discurso para reivindicar la gestión económica del PP y ensalzar una variante del "con sentidiño" que usó Xerardo Fernández Albor, primero, e incluso Anxo Quintana, después: "ganar elecciones nos hace ser más políticos a la gallega". "El mejor embajador de la política a la gallega es Rajoy. Significa hablar poco y hacer mucho, trabajar más de lo que se habla, pensar menos en lo que nos da votos mañana y más en lo que creará empleo, lealtad al resto de España, que Galicia mejore día a día y con Rajoy, que España mejore día a día", definió.

Sin embargo, la reacción a los atentados de Cataluña centró el arranque de su intervención. Coincidió con su jefe de filas en la necesidad de unidad y en la solidaridad con las víctimas, pero afiló el verbo y lejos de, parafraseando a Rajoy, no escuchar las afrentas, deslizó una réplica dura. "La política considera en mejorar la vida de las personas. Malditos aquellos políticos que dividen a la gente. La política es un arte noble. Los políticos sabemos dos mandamientos: no mentirle a la gente y no dividirla", clamó el dirigente.

Para el presidente de la Xunta y líder de los populares gallegos, la unidad consiste en cerrar filas y elegir uno de los dos bandos que, en su opinión, se enfrentan. "No hay equidistancia ni relativismos... aquí hay buenos y malos, asesinos y víctimas, los que matan y los que mueren", trazó. "Aquí no puede haber partidos ni ideologías, ni pequeñas batallas absurdas. Cuando hablamos de grandes batallas no puede haber pensamientos pequeños", expuso en una alusión a las críticas de las CUP o a la negativa de Podemos a sumarse al pacto antiterrorista, si bien ha mostrado su lealtad institucional al Gobierno.

Como reto político para el curso que comienza, que supone de facto la precampaña de las municipales, Feijóo se marcó el reto de "reforzar los cimientos del crecimiento y que llegue a la mayoría de hogares", mensaje recurrente desde que los indicadores económicos mejoraron a partir de 2014.

En el terreno político, apostó por la "oposición leal" en plena polémica por la moción de censura de Coristanco y por el "Sí" al turismo en respuesta a la turismofobia, al tiempo que garantizó que lleguen "infraestructuras imprescindibles como el AVE al conjunto de España y a Galicia, por supuesto", a pesar del retraso de un año en la puesta en servicio en pruebas de una obra prometida para 2009.