Los Mossos hallaron ayer un cinturón explosivo con carga real durante las labores de desescombro del chalé de Alcanar, cuya deflagración precipitó los atentados de Barcelona y Cambrils y evitó atentados de mayor envergadura.

El cinturón se encontró en el sótano de la casa que servía de base operativa a la célula yihadista de Ripoll. Las tareas de desescombro del lugar, donde los terroristas llegaron a acumular 120 bombonas de gas, se están haciendo de forma muy meticulosa y los trabajos podrían prolongarse durante semanas.

Entre el material explosivo encontrado figuran 500 litros de acetona y productos como agua oxigenada y bicarbonato, para fabricar material explosivo, además de una gran cantidad de clavos que iban a ser utilizados como metralla en los ataques.

La explosión de la casa, cerca de la medianoche del miércoles, horas antes de que Younes Abouyaaqoub barriera las Ramblas de Barcelona al volante de una furgoneta que dejó atrás trece muertos, se produjo mientras los terroristas preparaban el explosivo que proyectaban colocar en las furgonetas-bomba. Así lo reconoció en su segunda declaración ante los mossos Mohamed Houli Chemial, herido en la explosión de Alcanar y una de las piezas centrales de la investigación, que permanece en prisión incomunicada. Houli ratificó su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu. Los explosivos todavía no estaban listos porque tenían que secar. Completado el proceso, iban a trasladarlos a furgonetas para hacerlos luego explotar en varias iglesias. Hablaron de la Sagrada Familia como uno de esos templos, por ser el monumento más conocido de la capital catalana, según el detenido. Ese testimonio y otros indicios sirvieron para que los Mossos trabajasen sobre la idea de que la célula iba a cometer atentados de mayor envergadura de forma inminente.

El explosivo que fabricaban en Alcanar, triperóxido de triacetona (TATP), se puede dejar secar durante unas horas para convertirlo en polvo y hacerlo más potente, pero también se vuelve más inestable. Una vez seco, debe utilizarse de forma rápida porque pierde su potencia de forma progresiva. Los investigadores sospechan que trataban de estabilizar la mezcla con acetona. El calor pudo ser el factor clave en la deflagración de la mezcla.

El explosivo, casi tan poderoso como la dinamita, es muy sensible a impactos, fricción y cambios de temperatura, especialmente si se almacena como producto seco, según los expertos.