"En España se han perdido la libertad de expresión y el sentido del humor", lamentaba ayer el excónsul de España en Washington, Enrique Sardà. Tras su cese fulminante por burlarse de la presidenta andaluza, Susana Díaz, Sardá pidió disculpas por lo que, sostiene, fue una broma y considera desproporcionada su destitución al frente del consulado español en la capital de Estados Unidos. En una entrevista televisiva, Sardà hizo extensiva "a todos los andaluces" la petición de disculpas a Díaz, señalando que tiene familiares y amigos en el sur, que "se considera muy ligado a esa tierra" y que "no tenía intención" de molestar a nadie.

Pese al arrepentimiento, considera "desproporcionada" la decisión de su cese, que, en su opinión, adoptó "en caliente" el ministro de Asuntos Exteriores, el jerezano Alfonso Dastis. Sardà critica que su destitución le fuera comunicada con una simple llamada telefónica en la que "no ha podido defenderse", una circunstancia que se agrava, a su entender, por el hecho de llevar una trayectoria profesional de 40 años, en la que puso sus "cinco sentidos" en el desempeño de los puestos que le fueron asignados.

"En España se ha perdido la libertad de expresión y el sentido del humor", constata el excónsul quien asegura no entender el "linchamiento" que sufre y está convencido de que, si se pudiera, se le habría quemado "en la hoguera".

Desde todos lo partidos y en numerosos ámbitos institucionales proliferaron ayer las críticas al excónsul por su burla del acento de la presidenta andaluza y las valoraciones positivas a la reacción de Exteriores de cesar a Sardà de forma fulminante.

El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, exalcalde de Sevilla, también entró en la polémica y agradeció ayer miércoles al responsable de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis, su "rápida intervención ante el insulto a Andalucía.