Eduardo Madina anunció ayer su renuncia a seguir como diputado del PSOE y su abandono de la política. La dimisión de Madina, que será efectiva a partir de septiembre, es una secuela del retorno de Pedro Sánchez al liderazgo del partido y resultaba previsible tras la derrota de Susana Díaz, de la que el parlamentario fue uno de sus más firmes puntales en la batalla interna.

Madina notificó ya a la portavoz parlamentaria socialista, Margarita Robles, su propósito de abrir una nueva etapa profesional "que nada tendrá que ver con la actividad política e institucional", por lo que a partir de septiembre dejará su escaño. "Deseo la mayor de las suertes tanto a Pedro Sánchez como al PSOE, un partido fundamental en el desarrollo de nuestro país que siempre me tendrá a su disposición", afirmaba el parlamentario ayer en un comunicado. En un escueto mensaje en las redes sociales, Sánchez agradeció a Madina los servicios prestados y dio la bienvenida a su sustituto, José Enrique Serrano, antiguo jefe de Gabinete del presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Pese a los intentos del entonces portavoz Antonio Hernando por mantener al grupo Socialista lo más distante posible de la batalla interna, la lucha por el liderazgo se dejó sentir con fuerza en la representación institucional del partido. La primera víctima fue el propio Hernando, quien presentó su renuncia a la portavocía al poco de conocerse el triunfo de Sánchez. El nuevo secretario general fue recibido con frialdad en la primera reunión que celebró con los parlamentarios socialistas.

Sánchez asistió ayer en Elche a la apertura del congreso de los socialistas valencianos y subió al estrado junto a Ximo Puig, uno de los barones que sobrevivió a su apoyo a la andaluza Susana Díaz y se impuso en las primarias frente a un candidato sanchista.