Una cazadora personalizada de aviador para Felipe VI y dos candeleros de cristal para la Reina Letizia obsequiados por Barack Obama figuran entre los 378 regalos institucionales recibidos el año pasado por la Familia Real, más que en 2015, de los que 143 fueron destinados al Monarca.

El listado publicado hoy en la web oficial de la Casa del Rey refleja también que la entonces presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, regaló en febrero productos cosméticos a doña Letizia, mientras que don Felipe recibió obsequios tan originales como la réplica de una espada, la figura de un mascarón de proa y una miniatura de totora, todos ellos del peruano Ollanta Humala.

De Mohamed VI recibió un portafolios, del egipcio Abdelfatah al Sisi un tapiz con el retrato de don Felipe y una bandeja, del presidente colombiano Juan Manuel Santos y su esposa una vajilla de porcelana y del primer ministro de Portugal Antonio Costa un astrolabio, mientras que el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, optó por un álbum de fotos antiguas de la familia del Rey.

Accesorios electrónicos entregados por el embajador coreano y la réplica del histórico reloj de Ieyasu obsequiada por un alcalde japonés comparten espacio en el listado con un mapa antiguo de Georgetown y Washington regalado al Rey por Michelle Obama y sendos vasos con velas aromáticas con los que el embajador de EEUU James Costos felicitó la Navidad a don Felipe y doña Letizia.

Entre numerosos libros, DVD, CD, monedas, insignias, figuritas y lápices de memoria destacan navajas, esculturas, miniaturas y maquetas militares, réplicas de trofeos y estadios, equipaciones deportivas y obsequios peculiares como una herramienta del Languedoc y un fragmento de meteorito argentino regalado por el director del Observatorio Astronómico de Mallorca, Salvador Sánchez.

Doña Letizia recibió durante el año un total de 98 regalos, 18 más que en 2015, entre ellos muchos libros y complementos como pendientes, broches, una pulsera, un abanico, pañuelos -uno de ellos con un dibujo de Moscú, detalle del embajador ruso-, pero también un cuchillo, dos mandiles de un asador, un reloj de pared, una urna con una rosa de cera, un retrato, dos taburetes y la miniatura de una gorra militar.

Además, Felipe VI y la Reina fueron obsequiados con 87 regalos conjuntos, como un rosetón de catedral mexicano, un cofre portorriqueño con figuras de los Reyes Magos, una equipación hípica, un violín, una cubertería, una foto de la Vía Láctea, un ejemplar de El Quijote en árabe, productos cosméticos jordanos y dos tazas entregadas por el patinador Javier Fernández, que regaló otras dos a sus hijas.

La Princesa Leonor y la infanta Sofía recibieron también -entre un total de 31 obsequios- juegos infantiles, libros, dos colgantes regalados por Michelle Obama, pendientes y pulseras entregados por el peruano Humala y diversas camisetas, de ellas dos regaladas por el Atlético de Madrid junto a sendas bufandas, tazas, mascotas y relojes del club.

Por su parte, el Rey Juan Carlos fue obsequiado en Panamá con una roca del inicio de las obras de ampliación del canal, que se sumó a otros ocho regalos individuales y a dos recibidos junto a la Reina Sofia, a quien, a su vez, se le dedicaron en 2016 ocho obsequios institucionales, entre ellos el cuadro con escultura que le entregó la esposa del presidente colombiano Santos.

En el marco de las reformas impulsadas por Felipe VI para garantizar la transparencia y ejemplaridad de la Corona, la Casa del Rey decidió aplicar a partir del 1 de enero de 2015 un régimen de regalos que, entre otras medidas, obliga a publicar anualmente en su web oficial la relación de obsequios institucionales recibidos el año anterior con destino a la Familia Real.

La regulación distingue entre estos regalos institucionales, que siempre pasarán a Patrimonio Nacional, y los de carácter personal, que se podrán aceptar únicamente "cuando no superen los usos sociales o de cortesía", ya que, en caso de excederlos, irán también a Patrimonio o a entidades sin ánimo de lucro.

Los integrantes de la Familia Real no deben por tanto aceptar regalos que puedan "comprometer la dignidad" de sus funciones institucionales, según dispone esta norma, que les obliga asimismo a devolver el dinero que les sea entregado como obsequio o bien a donarlo, de forma anónima, a una entidad sin ánimo de lucro que persiga fines de interés general.