El juez Penalva, titular del juzgado de instrucción número 12 de Palma, ha ordenado el ingreso en prisón de Bartolomé Cursach, que se ha negado a declarar, atendiendo a la petición de los fiscales anticorrupción. La misma decisión ha adoptado el magistrado con respecto a uno de sus lugartenientes, Tolo Sbert. El tercer detenido, Antoni Bergas, ha sido puesto en libertadad con la obligación de comparecer cada lunes ante el juzgado.

El magistrado imputa al magnate del ocio nocturno de Mallorca magnate del ocio nocturno de Mallorcatodo un rosario de delitos. El cargo más grave, le implica en un homicidio, si bien no han trascendido más detalles al respecto. Cursach está acusado, además, de narcotráfico, corrupción de menores, dirigir una organización criminal para controlar el negocio nocturno de Mallorca, cohecho, extorsión, amenazas, coacciones, uso de información privilegiada, delito contra la Hacienda pública, blanqueo de capitales, tráfico de influencias, falsedad documental estafa procesal, aportación de documentos falsos en juicios, tenencia ilícita de armas y delitos contra los derechos de los trabajadores.

A pesar de la gravedad de los delitos que le han llevado a la cárcel, Tolo Cursach ha abandonado las dependencias judiciales sorprendemente tranquilo. Tanto es así, que no ha dudado en despedirse cordialmente de los vigilantes de seguridad de los juzgados. El empresario ha abandonado Vía Alemania como llegó: esposado y custodiado por dos agentes de la Policía Nacional, que le han conducido al furgón policial que le trasladará hasta la prisión de Palma.

El juez Penalva mantiene bajo secreto la investigación, que ha durado más de dos años, y en la que numerosos empresarios han declarado que terminaron arruinados por el acoso policial que sufrieron por orden de Cursach.

El juez afirma que el magnate del ocio nocturno se ha beneficiado de un trato de favor por sus amistades con políticos, policías y funcionarios municipales. Por ello, a diferencia de otros empresarios, sus locales apenas sufrían sanciones económicas y, además, muchas de ellas ni siquiera se tramitaban.

Cursach y Sbert, que han pasado tres días en los calabozos de Jefatura, se han mostrado muy afectados por la decisión judicial. Esta noche dormirán por primera vez en la cárcel. Su abogado tiene intención de recurrir la decisión del juez, oponiéndose a las razones que sostuvo la fiscalía para adoptar esta drástica medida.