Iñaki Urdangarin, cuñado del rey de España, salió ayer de su casa en Ginebra, donde reside junto a la Infanta Cristina desde 2013, para comparecer ante la autoridad judicial suiza. El otro condenado por el caso Nóos, su exsocio Diego Torres, compareció por su parte en los juzgados de Rubí (Barcelona). Ambos cumplieron así las medidas cautelares de presentarse el primer día de cada mes, acordadas el jueves por la Audiencia de Baleares. A Torres también le obligan a no salir de España, entregar el pasaporte y comunicar cualquier cambio de residencia, incluso temporal.

Urdangarin salió en bicicleta de la residencia familiar a la vez que Cristina de Borbón, que trabaja para la Fundación la Caixa en Ginebra, empleo que compagina con el que desempeña en la Fundación Agá Ján en la ciudad helvética. Ambos salieron sobre las 08.15 hora local al mismo tiempo de la residencia pero por distintas puertas.

La justicia española decidió que Urdangarin, condenado por corrupción, quede en libertad provisional con la única obligación de comparecer el primer día de cada mes ante la autoridad judicial en su país de residencia. Así resolvió la Audiencia de Palma tras condenar a Urdangarin, de 49 años, a una pena de seis años y tres meses de cárcel por varios delitos en un caso de corrupción. La infanta Cristina de Borbón, hermana del rey Felipe VI, fue absuelta de la acusación de colaborar en un delito fiscal.