Pablo Iglesias tendrá en la asamblea de Vistalegre un rival por el liderazgo pero no será Íñigo Errejón. A Iglesias le disputará la secretaría general, con escasa opciones, el parlamentario andaluz Juan Moreno Yagüe, según la relación de candidaturas dada a conocer tras cerrarse el plazo de presentación. Por si quedaba alguna duda, Errejón insistía ayer en tranquilizar a Iglesias. "No está en peligro quién va a ser el número uno", apuntaba tras mostrar su sorpresa por el hecho de que el secretario general encabece también una lista al consejo de la formación. "No hacía falta, es el único candidato con posibilidades" de liderar el partido, añadió. Para Iglesias, sin embargo, está "muy claro" que en Vistalegre confrontarán "dos equipos, dos liderazgos y dos ideas".

Las bases de Podemos tendrán que elegir entre los integrantes de cuatro listas al consejo ciudadano estatal y catorce aspirantes que van por libre. Las candidatura más conocidas son "Podemos para todas", con Iglesias al frente, "Recuperar la ilusión", que encabeza Errejón, y "Podemos en Movimiento" de los anticapitalistas. En una cuarta lista, "Podemos en equipo", figuran veintiséis personas, que no cubren los 62 puestos del consejo.

Contra la extrema derecha

Las tres corrientes principales de Podemos -la que lidera Pablo Iglesias, la de Iñigo Errejón y Anticapitalistas- han consensuado una propuesta de resolución para la asamblea en la que proponen convocar una conferencia internacional contra el auge de la extrema derecha. El texto apuesta por que la formación morada organice esta conferencia "contra la austeridad, el auge de la extrema derecha y por una revolución democrática en Europa". Convocarán a todas las fuerzas políticas "que luchan contra la austeridad, la xenofobia y en pro de la justicia social, los derechos humanos, la democracia, la equidad de género y la igualdad entre todas las personas".

La razón de la conferencia, dicen las tres corrientes, es la de hacer frente a un contexto en el que Europa se enfrenta a "un auge del racismo y el autoritarismo" que no vivía desde hacía tiempo, con la extensión de la islamofobia y una gestión "racista e insolidaria" de las instituciones europeas ante la llegada de refugiados.