"No quiero que mi partido se parezca al PSOE, y no creo que ningún compañero, o la corriente de Íñigo (Errejón) y Tania (Sánchez) quieran que se parezca al PSOE". Esa fue la advertencia que el secretario general de Podemos lanzó ayer a su número dos, en otro de los cruces públicos que dejan en evidencia las tensiones precongresuales en la formación morada. Iglesias rechaza algunas de las limitaciones a su poder como líder del partido, como la potestad de llamar a consulta a la militancia, unos cambios orgánicos que el sector de Errejón y los anticapitalistas quieren que salgan de la asamblea ciudadana estatal de Vistalegre. "Hay quien dice que Podemos tiene que ser una tarta y un modelo de familias como el PSOE. Yo lo respeto, pero creo que al PSOE le va bastante mal", manifestó Iglesias en una entrevista radiofónica. Errejón, por su parte, pedía ayer que el debate interno huya "de las palabras gruesas e insinuaciones que no se sostienen". "Lo que tendría que hacer Errejón es presentarse a la secretaría general", asegura Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores del partido. A su juicio, el número dos rehuye presentarse para liderar el partido pero, en cambio, debilita la posición del actual secretario general "a la espera de que llegue su turno".

En el contexto de ese debate interno, el coordinador de IU, Alberto Garzón, manifestó formalmente su protesta a Pablo Iglesias por el hecho de que su formación se haya convertido en un elemento arrojadizo en la confrontación interna de Podemos y es "práctica habitual faltar al respeto a IU en diferentes formas".