La presidenta del Congreso, Ana Pastor, advirtió ayer de que cualquier reforma constitucional debe hacerse siempre con "prudencia", recordó que "cualquier ajuste" del marco de convivencia debe contar "con todos" y alerta de que la Carta Magna no puede cambiarse por otra "solo por y para algunos".

"La búsqueda del acuerdo debe ser considerada un valor, y no debe ser aprovechada para deteriorar la credibilidad y la fiabilidad de los representantes políticos", remarcó Pastor, que cree que las instituciones no pueden ser parte del problema, sino de la solución. Para ello, los políticos deben mantener una "ejemplaridad inequívoca" en su comportamiento público.

"No se puede modificar la Constitución al margen de la misma, ni tendría sentido que la que ha sido Constitución de todos fuese sustituida por una Constitución pensada solo por y para algunos", ha subrayado Pastor en el discurso ofrecido en el Congreso con motivo del 38 aniversario de la Carta Magna.

Ante el Gobierno, diputados, senadores, presidentes autonómicos y representantes de la sociedad civil, Pastor aseguró que las instituciones y los actores políticos deben tener claro que el debate sobre estas cuestiones debe ser "profundo y sosegado, abierto a la sociedad y respetuoso con los procedimientos". Y es que para la presidenta del Congreso, el debate parlamentario "debe procurar construir y no demoler", y aceptar la presencia y la legitimidad de todos los grupos que representan al conjunto de los españoles.

Un debate que para que dé sus frutos requiere del diálogo y el acuerdo de todos los partidos "mediante la discusión ordenada y sensata" y pensando siempre en el interés general, indicó Pastor.

"Pero el debate no es un fin en sí mismo, sino un instrumento para llegar a pactos y acuerdos. Como lo fue nuestra Constitución, que hoy celebramos, surgida de un gran acuerdo. Por eso, ha sido y es un éxito colectivo. Con ella hemos transitado juntos un camino de progreso y modernización", destacó.

Pastor ha avisado de que buscar el entendimiento supone, en ocasiones, renunciar a una parte de las posiciones iniciales cuando como ocurre esta legislatura no hay mayorías absolutas. No obstante, cree que esos acuerdos políticos no tienen por qué suponer "renuncia a los compromisos adquiridos por cada fuerza política con sus electores".

Ha alabado el "camino de progreso y modernización" que ha alumbrado la Constitución de 1978 en estos casi 40 años de vida, una ley de leyes que ha permitido que la unidad nacional sea compatible con el reconocimiento de la "personalidad y de la capacidad política de las comunidades autónomas".

Una Constitución que vincula su vocación de permanencia a su "capacidad para adaptarse a los cambios y a las nuevas generaciones".