Pablo Iglesias propuso ayer a la dirección de Podemos que la Asamblea Ciudadana estatal que el partido celebrará a principios de año se convoque coincidiendo con el Congreso Nacional del PP, el fin de semana del 11 y 12 de febrero. La propuesta, que deberá refrendar el Consejo Ciudadano, tiene un objetivo simbólico que consiste en mostrar los antagonismos con los populares y presentarse como la verdadera oposición al Gobierno.

Más allá de esa vertiente icónica, Iglesias quiere que los inscritos de Podemos se pronuncien sobre otros aspectos más sustanciales del futuro cónclave. Entre ellos destaca que se vote de forma conjunta el programa y el equipo que debe sacarlo adelante. "Creo que las propuestas políticas no deben estar separadas de la gente, si hay listas diferentes existen porque hay propuestas políticas y organizativas diferentes", defendió ayer Iglesias. Los anticapitalistas que encabeza el eurodiputado Miguel Urbán son partidarios de la misma fórmula de votar a la vez proyecto político y nombres. Frente a ellos, el número dos del partido, Íñigo Errejón, considera que el partido tiene que aplicar dentro los mismos niveles de democracia que exige hacia fuera y debatir primero de ideas y después de caras. "Creo que nuestra Asamblea Ciudadana no tiene que ser un duelo en O.K. Corral ni una pelea de gallos", manifestaba ayer Errejón para defender que programa y ejecutiva salgan de dos votaciones distintas.

En otro ámbito del partido, la Comisión de Garantías de Podemos en Baleares expulsó ayer de la organización a la presidenta del Parlament balear, Xelo Huertas, junto a la diputada autonómica Montse Seijas y al dirigente Daniel Bachiller. La expulsión se produce a raíz del expediente abierto a Huertas, Seijas y Bachiller por la supuesta amenaza de las dos primeras de votar en contra de los presupuestos autonómicos para 2017 si en los mismos no se incluía financiación para el laboratorio científico que dirige Bachiller. Tanto Huertas como Seijas anunciaron su intención de recurrir y la dirección regional de Podemos señaló respecto a la presidenta del Parlament que no instará su cese hasta que se resuelva definitivamente el caso.

Huertas llegó al cargo en función del acuerdo entre el PSIB y MÈS, que sustenta el Ejecutivo que encabeza la socialistas Francina Armengol. La decisión de Podemos afecta de forma directa a la vida parlamentaria, puesto que el reglamento de la cámara balear establece que no podrá presidirla ningún representante expulsado de su grupo.

"Debería evitarse que los líos internos de un partido acaben afectando a las instituciones", reprochó ayer el líder del PP balear Miquel Vidal.