El "número dos" de Podemos, Íñigo Errejón, perdió el viernes la batalla por el control de la organización en Madrid y Andalucía, pero no renuncia a defender su idea de un partido "popular y ganador" en el congreso nacional que la formación morada celebrará a principios de 2017, un cónclave que ya se conoce como "Vistalegre II", por referencia al lugar que acogió el congreso fundacional de Podemos, en octubre de 2014.

Errejón dijo ayer que en ese congreso, que redefinirá la estrategia política y el modelo organizativo del partido, él asumirá el reto "de defender las ideas" que cree "mejores" para construir un Podemos "que amplíe su espacio político". Sin embargo, no aclaró si se atreverá a presentar postulados alternativos a los del líder, Pablo Iglesias, con quien mantiene un pulso que, de momento, y a la vista de las primarias del viernes, está perdiendo. Tampoco si se ve con fuerzas de disputarle el liderazgo.

Pulso

Al pulso entre Iglesias y Errejón se refirió ayer indirectamente el secretario de Organización, Pablo Echenique, al decir que espera que Vistalegre II sea capaz de integrar "todos los puntos de vista", y pedir que no se convierta en una "batalla" entre las dos caras más visibles del partido que conduzca a que "una parte de la organización" se imponga sobre la otra.

Para Echenique, Podemos debe plantear un congreso "en el que no se hable de apellidos sino de la hoja de ruta política" que el partido debe asumir en su nuevo ciclo, una vez superado el periodo electoral y, con él, el modelo de partido de "máquina de guerra electoral" diseñado en Vistalegre I.

Echenique no se atrevió a decir si Errejón se decidirá a competir con Iglesias, pero la secretaria de Análisis Político, y Social, Carolina Bescansa, lo descartó.

Entre tanto, la diputada de Podemos en el Congreso, Tania Sánchez, consideró que sería un "mal comienzo" para el nuevo secretario general de la formación morada en la Comunidad de Madrid, Ramón Espinar, empezar a "pedir cabezas" o plantear que haya gente "que dé un paso atrás".