"Hay más delincuentes potenciales en esta Cámara que allí fuera". Pablo Iglesias conquistó ayer abundantes titulares con esta frase, con la que quiso reivindicar la protesta que mañana se celebrará en las proximidades del Congreso para denunciar que el próximo Gobierno de Mariano Rajoy es fruto de un "golpe de la mafia" y será "ilegítimo en un régimen ilegítimo".

Pero, dicho y hecho, porque pese a la advertencia de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, conminándole a preservar el "honor" de los diputados, el líder de Podemos no cejó: "Me debo al honor de mi patria y de los ciudadanos de este país, no de esta Cámara".

Y no solo eso: ignorando las protestas y los pataleos en los escaños populares, más tarde puso como ejemplos de su aserto los escándalos que salpicaron a los diputados Pedro Gómez de la Serna y Vicente Martínez Pujalte o al exministro de Industria José Manuel Soria.

En sus contrarréplicas, Rajoy le aconsejó "mesura". Ambos intercambiaron burlas sobre quién se maneja mejor en Twitter o con los SMS. Pero el aspirante del PP atacó a Iglesias al preguntarle si ahora, que ya forma parte del Congreso, figura también entre los políticos por los que no se sienten representados los convocantes de la protesta de mañana.

En su discurso, Iglesias pidió que a Unidos Podemos se le otorgue el rol de "oposición de verdad" -dado que el PSOE va a permitir con su abstención un nuevo Gobierno del PP- y, como tal, no se privó de enarbolar la bandera de toda movilización social, incluidas las huelgas generales.

Pero el líder del PP le respondió que él no tiene miedo a las huelgas ni a las manifestaciones, porque son derechos que están en la Constitución. El de Podemos concedió que así es, pero añadió que eso ocurre porque el PP a quien tiene miedo es a los jueces.

Después Iglesias quiso marcar distancias con "la triple alianza" que a su juicio representan PP, PSOE y C's, prometió que Podemos siempre les tendrá enfrente. A lo que añadió el orgullo que siente al ver que su partido no va "a pasar por el aro" de entregar el Gobierno al PP. Todo ello en un contexto que para él supone el final de un sistema caracterizado por el "turnismo" entre socialistas y populares en el Ejecutivo y del "régimen del 78".

"El tiempo pondrá a cada uno en su lugar", terminó el líder de Podemos, que se dijo convencido de que el cambio está más cerca.