El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, ha abogado ese martes por no utilizar el caso Gürtel para "construir una barricada ética, moral o de los buenos" que le "impida hablar con los malos" del PP, porque "esos malos tienen ocho millones de personas que les han votado".

Tras defender que él se siente obligado a "respetar" a esos votantes del PP, Fernández ha justificado así, en una entrevista con Telecinco, que el PSOE se plantee facilitar la continuidad del gobierno de Rajoy absteniéndose en su investidura.

Convencido de que "en política hay que estar en condiciones de convivir con la decepción" y de que "abstenerse no es apoyar", el presidente socialista ha comparado la posibilidad de una abstención a Rajoy con la que los socialistas llevaron a cabo en 1976 para que saliera adelante la reforma política de Suárez "con personas directamente vinculadas con el régimen de opresión que había encarcelado a muchos socialistas".

Para Fernández, si el PSOE no se abstiene en la investidura de Rajoy, la "derecha" que él representa "pasaría de 123 diputados a la mayoría absoluta" en dos meses, en las elecciones que se convocarían.

Aunque se ha reconocido "comido por el tiempo", ha asegurado que el Comité Federal resolverá el "dilema de abstenerse o terceras elecciones" y, aunque ha admitido que "se puede dar" que haya diputados que no acepten la disciplina de voto, si el comité opta por la abstención, ha explicado que él apelará a la "tradición" y la "historia" del partido para que los diputados "respondan a esa decisión".

Sobre la posibilidad de acordar la abstención únicamente de los once diputados precisos para investir a Rajoy, ha señalado que "en principio, si hay abstención, hay abstención", aunque ha admitido que todavía no puede "decir en qué términos podrían llevarla a cabo" los diputados socialistas en el Congreso.