El presidente de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont, se abrió ayer a pactar con el Gobierno la fecha, la pregunta, los porcentajes e incluso una moratoria del referéndum sobre la independencia de Cataluña, previsto inicialmente para septiembre de 2017.

En una conferencia en Madrid, Puigdemont detalló su hoja de ruta, pero insistió en sentarse a negociar con el Gobierno, al que ha ofrecido estudiar juntos la fecha y el texto sometido a consulta para que todos se sientan "cómodos".

Aunque su criterio es que el referéndum presente una pregunta clara sobre si Cataluña quiere o no la independencia, no ha descartado que contenga, por ejemplo, una propuesta de reforma constitucional si así lo quiere el Gobierno.

El presidente catalán, quien se ha visto fortalecido tras salir airoso de una moción de confianza el pasado 29 de septiembre, está abierto incluso a negociar la fecha de la consulta, que no tendría que ser obligatoriamente en septiembre de 2017, fecha pactada con sus socios de la CUP. También se ofrece a hablar sobre los porcentajes, de manera que se fije un mínimo de participación "incontestable" para dar legitimidad a la votación y otro porcentaje sobre el resultado.

La respuesta del Gobierno no se hizo esperar y llegó por la tarde a través del PP, cuyo vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, la resumió en un "no, no y no".