Pablo Iglesias abogó ayer por "no disfrazar" a Podemos "de lo que no es" como pretenderían otros dirigentes de su partido, al que ve ya como la única oposición real al gobierno del PP ante un PSOE "desnortado" y "en descomposición" y decidido a abstenerse en la investidura a Mariano Rajoy.

Mensaje en clave interna y externa del secretario general de Podemos en la reunión del Consejo Ciudadano en el que se volvieron a poner sobre la mesa dos visiones matizadas sobre la estrategia que se debe seguir en esta nueva etapa, la de Iglesias por un lado, y la del secretario Político, Íñigo Errejón, por otro. Iglesias está convencido de que el PSOE les ha cedido ya "todo el espacio de oposición" después del "espectáculo bochornoso" y "terrible" del pasado fin de semana.

"Va a ser muy difícil que la gente se crea que el PSOE y Ciudadanos van a ser la oposición", proclamó Iglesias, que pidió a sus compañeros de partido que demuestren que Podemos es "otra cosa".

Es más, el líder de Podemos vería como una "demostración de dignidad" y "sensato y lógico" el que algunos diputados socialistas rompieran la disciplina de voto para evitar que el PSOE "se ponga de rodillas" ante el PP en esa investidura.

Opinión matizada por su número dos, Íñigo Errejón, que no dio al PSOE por amortizado en su labor de oposición a Rajoy y advirtió de que ser la fuerza alternativa al PP no es "automático" ni les va a "caer del cielo".

Iglesias y Errejón siguen sin coincidir en el tono que debe mantener el partido a partir de ahora, más radical en los mensajes y en la calle, como pretende Iglesias, o más centrado en el trabajo "útil" en las instituciones, posición que defiende Errejón.

"La credibilidad nos la da no disfrazarnos de lo que no somos", zanjó Iglesias, que rechazó la idea de su número dos de que el tono radical y de "trinchera" que destila el líder de Podemos provoca miedo en algunos ciudadanos: "La sociedad española ya no tiene miedo", zanjó.

Eso sí, avisó de los "peligros" de que Podemos se haya convertido en muy poco tiempo en un partido con muchos cargos y "liberados" descuidando el trabajo en los "círculos" y a pie de calle.

"Si no gobiernas, las instituciones se pueden convertir en una trituradora de la decencia", alertó con vehemencia.

"Combate ideológico"

Por eso, apostó claramente por el trabajo de "hormiguita y de viejo topo" y por el "combate ideológico" después de un tiempo en que el partido se había limitado a ser una mera "máquina electoral".

Defendió un partido que "con todo el respeto" -en palabras de Iglesias- declina la invitación a asistir a la recepción oficial por la Fiesta Nacional o a la gala de entrega de los premios Princesa de Asturias.

"Nos sentimos más cómodos defendiendo a nuestra patria apoyando a una familia desahuciada que en un cóctel", proclamó.

A pesar de que las diferencias se mantienen, un destacado miembro de la dirección del partido muy cercano a Pablo Iglesias negó que se estén "cortando cabezas" e incluso, Íñigo Errejón, calificó el debate interno de "fértil, fraternal y rico".

Prueba de ello es que sí hay cierta coincidencia en el análisis de que el papel de Podemos ha sido el principal desencadenante de la crisis en el PSOE.

Para Pablo Iglesias, la "resistencias" que había en el sector afín a Pedro Sánchez a facilitar la investidura de Rajoy no venían de un deseo de construir una alternativa junto a Podemos, sino por el debate sobre cómo "cerrar el paso" a su partido.

A su juicio, la lucha por el poder en el PSOE y sus dudas sobre la abstención al PP ponen de manifiesto que los socialistas han renunciado al "espacio simbólico" que han ocupado durante los últimos 40 años, la alternancia a la derecha.

"De ahí que ahora seamos la principal fuerza política entre los jóvenes y la principal en las naciones sin estado", se felicitó.