"La mano no, pondré la bandera, y mucho antes de lo que Picardo cree". Así contestó ayer el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, al jefe del Gobierno de Gibraltar, Fabian Picardo, que la víspera había prometido que el canciller español, al que se dirigió como "José", "jamás pondrá la mano en el Peñón". "¡De ninguna manera!".

Picardo hizo esta advertencia a España durante la Cuarta Comisión de la Asamblea General de la ONU, dedicada a asuntos de descolonización. Pero el miércoles por la noche, en TVE, Margallo vaticinó que la bandera española será izada en Gibraltar dentro de cuatro años, a contar desde marzo de 2017, cuando el Reino Unido activará el artículo 50 del Tratado de Lisboa y se inicien las largas negociaciones -de al menos dos años de duración- que conducirán a la salida del país -y, con él, del Peñón- del bloque comunitario.

En ese momento, según el ministro, todo "se precipitará y entenderán que cuanto antes se solucione, mejor. La solución actual desaparece y hay que buscar una nueva". E insistió: "Verán que hay una salida -han estudiado hasta la solución de Groenlandia, según Margallo- y empezarán a ver una fórmula".

Los gibraltareños se verán en la tesitura de elegir entre dos opciones: "Británicos fuera de la Unión Europea o hispano-británicos dentro de la UE". Y en ese punto se mostró convencido de que tendrán que aceptar la negociación propuesta por España para alcanzar un régimen de cosoberanía en el Peñón, si quieren que los tratados de la UE sigan aplicándose en el territorio.

La oferta de España permitiría a Gibraltar no solo seguir beneficiándose como hasta ahora de su acceso al mercado interior europeo, sino que plantea el desmantelamiento de la Verja que lo separa de La Línea de la Concepción y la potenciación de su puerto y su aeropuerto. Asimismo, los gibraltareños podrían mantener la nacionalidad británica y acceder a la vez a la española, si así lo quisieran. También conservarían sus instituciones de autogobierno en un marco de amplia autonomía, mientras que España y Reino Unido asumirían conjuntamente las competencias en materia de defensa, relaciones exteriores, control de las fronteras exteriores, inmigración y asilo.

A media tarde de ayer, el ministro principal gibraltareño respondió a Margallo con un rotundo "nunca". La bandera española, advirtió, "nunca" ondeará en Gibraltar, que "nunca será español, ni en cuatro años, 40, 400 ni 4.000, ni en ningún otro momento en el futuro". "Nunca significa nunca, no significa no. El 'brexit' no cambia nada", aseguró.

Y le echó en cara que mantenga "una política de amenazas, hostilidad abierta y confrontación, en vez de mostrar voluntad de diálogo y cooperación".