-¿Debe renunciar a su escaño en el Senado Rita Barberá?

-Es una decisión absolutamente personal de ella. Más allá de la interpretación que haga cada uno, la situación es que hay un procedimiento judicial en marcha en el que Rita Barberá no es investigada, antes imputada, en el que ha dicho que ella va a colaborar voluntariamente, y hay un expediente informativo abierto por el partido. Vamos a esperar a que se resuelvan los dos temas antes de emitir un juicio definitivo sobre lo que ocurre.

-¿Cuáles son los efectos de la corrupción en su partido?

-Si a los ajustes se les une el coste de la corrupción, el cóctel es mortal. Cuando usted está pidiendo esfuerzos y, al mismo tiempo, hay alguien que está robando de las arcas públicas, es obvio que se produce una desafección y un desapego total hacia los partidos en los que se producen esos acontecimientos. Ningún gobierno ha tomado tantas medidas para dificultar la corrupción, ni ha perseguido con tanta energía la corrupción, incluso en nuestras propias filas. Pero la opinión pública considera que eso es insuficiente.

-¿Qué más se puede hacer para que la gente se crea el discurso oficial de que los políticos combaten la corrupción?

-Esto hay que erradicarlo. El siguiente paso es formar un consejo de sabios compuesto por expertos en las distintas disciplinas -ética, fiscales,...- e independientes. Que redacten un código de buenas prácticas y buena conducta. Que la parte que se pueda se incorpore a la Ley de Partidos y la que no, a los estatutos de cada partido. Y esto debe completarse con otro consejo de hombres buenos, también independientes, que auditen las cuentas, hagan un escrutinio de las personas que van en las listas y a los que puedas dirigirte cuando te sientas objeto de una acusación infundada.