La sección primera de la Audiencia de Palma tumbó ayer, tras cuatro horas de receso para deliberar, el intento de las defensas de los principales acusados en el "caso Nóos" de silenciar a un testigo clave: Miguel Tejeiro, exasesor legal y tributario del grupo, a quien amenazaron con querellas si vulneraba el deber de sigilo sobre los datos de sus antiguos clientes Diego Torres e Iñaki Urdangarín. El tribunal conminó a Tejeiro a contestar, a partir del próximo martes, a las preguntas de contenido patrimonial sobre Urdangarín y Torres y sus empresas, pero le dispensó de responder sobre asuntos íntimos o confidenciales de sus clientes.

Tejeiro, que pasó de acusado a testigo el 9 de febrero tras retirar contra él su acusación Manos Limpias, se asustó anteayer cuando, tras tres cuartos de hora de declaración, Manuel González Peeters, letrado de Torres, le advirtió de que podía delinquir si revelaba al tribunal información obtenida por haber sido abogado de los acusados. Mario Pascual y Pau Molins, defensores de Urdangarín y Cristina de Borbón, secundaron las tesis de Peeters.

Las magistradas, tras un receso, informaron al testigo de que no le afectaba el sigilo profesional, dado que no había sido abogado de Nóos y sí asesor tributario, aunque le advirtieron de que debía guardar silencio sobre aspectos íntimos o confidenciales de su clientes.

Nuevas dudas. Pero ayer el mayor de los Tejeiro, tras consultar a su defensor Cristóbal Martell, insistió en que sí había sido abogado de los acusados y que, para testificar, necesitaba que estos le dispensaran del secreto profesional o, en caso contrario, negarse a declarar hasta que la comisión deontológica del colegio de Abogados de Barcelona se pronunciase.

El fiscal Pedro Horrach pidió la palabra y acusó a los defensores de abuso procesal y de intentar acallar a un testigo en el que Iñaki Urdangarín y Diego Torres han descargado toda la responsabilidad de Nóos. Virginia López Negrete, abogada de Manos Limpias, fue más allá y acusó a Peeters de coaccionar a Tejeiro con la amenaza de una querella. Peeters replicó e insinuó que Negrete estaba coaccionando al testigo para que tirara de la manta a cambio de retirar la acusación contra él.

Las tres juezas se fueron a deliberar y en el interín anularon todas las testificales previstas para ayer, menos una por vídeoconferencia con Estados Unidos.

El receso duró cuatro horas y a la vuelta la presidenta del tribunal, Samantha Romero, le comunicó al testigo que, en virtud de una sentencia del Tribunal Europeo y la legislación antiblanqueo de capitales de la época de autos y la actual, está obligado el próximo martes a declarar sobre las cuestiones de contenido patrimonial de sus clientes, no así de los aspectos íntimos, relativos al honor o confidenciales sabidos por sus relaciones profesionales.

Desagrado general. La decisión no gustó a Peeters, pero también desagradó al fiscal y a Manos Limpias, que formularon sendas protestas. López Negrete confiaba en que el testigo iba a aportar indicios contra la Infanta, aunque el jueves Miguel Tejeiro ya desmintió que él hubiera dicho que la hermana del Rey fue colocada de socia en Aizoon como escudo ante la Agencia Tributaria.

Habrá que esperar a que el martes se reanuden las sesiones para ver cómo interpreta el cuñado de Diego Torres las instrucciones que le ha dado el tribunal.