Mariano Rajoy le ha cogido gusto al dicho popular y ayer exigió a Pedro Sánchez que le deje gobernar, para lo que reclamó que no sea más "el perro del hortelano". Los dos meses de incertidumbre que ha abierto la fallida investidura del líder socialista tienen menos importancia para Rajoy que el fin del "espectáculo" que a su juicio han constituido las negociaciones y el intento de obtener la confianza del Congreso protagonizados por el secretario general del PSOE.

Así las cosas, en un acto con alcaldes y concejales del Partido Popular celebrado en Salamanca, el presidente del Gobierno en funciones invitó de nuevo a Sánchez a considerar los beneficios de un acuerdo parlamentario con socialistas y con Ciudadanos que fuera el sostén de un Ejecutivo que él seguiría presidiendo.

"Nuestra oferta sigue ahí, y si no la quiere aceptar, al menos, para no ser 'el perro del hortelano', deje usted gobernar a quien ganó las elecciones porque tiene más votos, más apoyos y la confianza mayoritaria de todos", reclamó el presidente del PP un día después de que el candidato del PSOE fracasara por segunda vez en 48 horas en su intento de ganar la investidura.

Argumentos conocidos

Expuso argumentos ya conocidos. Sería el pacto de tres fuerzas con "coincidencias en los grandes temas": la soberanía nacional, la igualdad de derechos de todos los españoles, las grandes líneas de la política europea y la lucha contra el terrorismo.

Un pacto que sería "el más respetuoso con la voluntad de la gente"; "desde luego", mucho más que el acuerdo suscrito por el PSOE y C's, que "fue rechazado por la soberanía nacional que hay en las Cortes Generales" y que, a su juicio, ha supuesto "perder un mes para iniciar una campaña propagandística".

Y como hizo en los debates previos a las dos votaciones perdidas por Sánchez, arremetió contra el secretario general socialista por haber intentado ser investido con un "engaño" y un "pseudoprograma". Así que le exigió que si no acepta su oferta de una gran coalición, al menos se abstenga si él decide aceptar un hipotético encargo del Rey Felipe VI de formar gobierno.

"Hay que poner final al sainete, al enredo y a la comedia", exigió el presidente en funciones, que después hizo su propio repaso a lo que ha ocurrido en España desde las elecciones generales del 20-D y justificó, de nuevo, su decisión de no someterse a una sesión de investidura, al no contar con apoyos suficientes, para no hacer perder "ni un día" a los españoles.

Y terminó enumerando las razones por las que no apoyó ni apoyará la candidatura de Sánchez: su negativa al diálogo, el intento de tender un "cordón sanitario" alrededor del Partido Popular, el hecho de que perdió las elecciones y su pretensión de liquidar todas las reformas puestas en marcha en los últimos años y que está convencido de que están dando frutos. "Este partido no se va a negar a sí mismo para hacer presidente a Sánchez y volver al desastre de 2011", avisó.