El acuerdo logrado por el PSOE y Ciudadanos allana el camino de Pedro Sánchez para ser investido presidente del Gobierno, pero el líder socialista todavía sigue lejos de conseguir la mayoría parlamentaria que le permita ser el sustituto de Mariano Rajoy en la Moncloa. Y es que los 90 diputados conseguidos por el PSOE en las elecciones del 20D, sumados a los 40 con los que cuenta la formación liderada por Albert Rivera, dejan todavía a Pedro Sánchez muy lejos de garantizarse la investidura.

Para lograr este objetivo, en la votación que se desarrollará en el Congreso el próximo 2 de marzo el líder del PSOE debería ser capaz de reunir al menos 176 votos positivos, la mitad más uno de los 350 escaños de la Cámara. Este resultado se da por imposible, por lo que el escenario más factible es que sea el 5 de marzo cuando se decida el futuro de Pedro Sánchez. En esta segunda votación, el candidato socialista a la Moncloa necesitará una mayoría simple para lograr la investidura, es decir lograr más votos a favor que en contra.

Es con la vista puesta en esta segunda votación con la que trabajan en el PSOE, donde son conscientes que pese al acuerdo logrado con Ciudadanos, los 130 votos que suman ambas formaciones quedan todavía lejos de garantizarles su objetivo de que Pedro Sánchez sea el nuevo presidente. Para ello, y dado el complejo tablero político que dejaron los comicios del pasado 20 de diciembre, los socialistas necesitan la ´complicidad´ de otras formaciones políticas.

De entre la amalgama de acuerdos que requiere Sánchez para sacar adelante su investidura, gran parte de sus aspiraciones pasan por Podemos. Los encargados de las negociaciones en el PSOE trabajan para lograr que el partido de Pablo Iglesias se abstenga. Podemos ha reiterado por activa y por pasiva que no contempla un acuerdo con el PSOE y C´s, por lo que conseguir su voto positivo y articular esta mayoría parlamentaria que les permitiría sumar 195 diputados se vislumbra como imposible, sobre todo por el antagonismo que presentan los programas de la formación morada y de C´s en materia económica y territorial. Ante este escenario, el objetivo de Sánchez se centra en lograr al menos la abstención de Podemos en la segunda votación de investidura.

Este escenario, sin embargo, sigue dejando la posible investidura de Sánchez en una posición delicada, ya que los 130 votos a favor que recibiría suponen un margen muy ajustado respecto a los previsibles 123 votos en contra que emitirán los diputados del Partido Popular. En caso de que el PP optara por la abstención, entonces Sánchez sí se garantizaría la investidura en segunda votación, con independencia de la posición que adoptara Podemos. La formación liderada por Rajoy, sin embargo, no parece estar por ahora por la labor de facilitar la investidura de Sánchez, por lo que los socialistas centran por ahora sus miradas en el primer escenario (abstención de Podemos y voto en contra de los populares).

Ante este panorama, y con una mínima diferencia entre los votos positivos y en contra -130 frente a 123-, cada apoyo se vislumbra como fundamental para Pedro Sánchez, que es consciente que cualquier voto en contra puede dar al traste con sus aspiraciones. Por ello, desde la dirección socialista se trabaja a contrarreloj para lograr también el voto afirmativo o como mínimo no negativo del resto de formaciones políticas, con el único veto a los independentistas catalanes y a EH Bildu.

Con el apoyo ya garantizado del único diputado de Coalición Canaria, el PSOE pretende lograr también la abstención de los representantes de IU y Compromís y trabaja con un posible voto afirmativo por parte de los 6 diputados del PNV. Esta posibilidad, en cualquier caso, seguiría dejando el futuro de Sánchez en al aire, ya que un eventual voto negativo por parte de los independentistas catalanes de ERC (9 escaños) y de Democracia i Llibertat (8), impediría a Sánchez formalizar su investidura.