La segunda rueda de prensa de Esperanza Aguirre en 24 horas dejó ayer en Madrid frases sobre la corrupción, Rajoy y el expresidente madrileño Ignacio González, además de dos "noes", seguidos con mucha atención: Aguirre no habló con el extesorero del PP Beltrán Gutiérrez después de que el pasado jueves la Guardia Civil se incautara de su ordenador. Tampoco piensa hacerlo en el futuro.

Gutiérrez -durante años el hombre de las cuentas de la Aguirre que el domingo aseguró no haber mirado nunca una cuenta- comparecerá en los próximos días en la Audiencia Nacional, después de haberlo hecho el pasado viernes ante la Guardia Civil (véase información adjunta). Según los especialistas en los entresijos del PP madrileño, Beltrán Gutiérrez es el hombre a seguir para saber si Aguirre tiene de verdad todos sus flancos cubiertos.

La expresidenta del PP madrileño se mostró ayer completamente segura de tenerlos, lo que la llevó a justificar su permanencia al frente del grupo municipal: "Me imputan constantemente, he estado imputada por decir que los de Podemos eran castristas (...) Por corrupción es por lo que no me van a imputar", aseguró, antes de subir la apuesta: "Estoy todos los días en los tribunales, no tengo fuero; fíjense si soy presa fácil para los jueces".

Aguirre aprovechó para asegurar que su dimisión no es en absoluto un mensaje al presidente Rajoy, aunque el domingo pronunció frases que fueron interpretadas como una invitación al presidente en funciones para que asuma responsabilidades políticas por la corrupción en el PP.

"No estoy para juzgar a nadie y mucho menos para aconsejar a nadie, no aconsejo", dijo, antes de negar que quiera mostrarle el camino al inquilino en funciones de La Moncloa: "De ninguna de las maneras, bastante tengo yo con enseñarme el camino a mí misma", dijo.

Aguirre admitió que su papel cotiza a la baja entre la dirección popular desde hace tiempo y dijo saber que no es "la niña de los ojos del PP nacional", al menos desde el Congreso de Valencia de 2008, en el que Rajoy, que acababa de perder por segunda vez frente a Zapatero, impuso su liderazgo frente a los críticos, encabezados por Aguirre.

La expresidenta madrileña recibió ayer ataques por no haber hecho pública la carta en la que, hace un mes, el expresidente madrileño Ignacio González le presentaba su renuncia como secretario general. En respuesta, Aguirre negó que haya ocultado la dimisión de González, que hizo pública el domingo junto con la suya. Lo que hizo, explicó, fue esperar a que se celebrara una Junta Directiva, que todavía no se ha celebrado, en la que se iban a analizar los resultados electorales.