El fichaje de la exministra socialista Trinidad Jiménez por Telefónica ha reabierto de par en par el debate sobre las "puertas giratorias" entre la política y las grandes empresas. Y lo ha hecho, además, en plena negociación de un Gobierno para España encabezado por el PSOE.

El secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, defendió ayer el fichaje de Trinidad Jiménez por Telefónica y negó que sea un caso de "puertas giratorias". Según dijo, conocía su intención de incorporarse a esta compañía y "lo hará como una trabajadora", en "ningún consejo de administración" ni nada que "tenga que ver con eso".

El diario "El Mundo" publicó ayer que Telefónica ultimaba el fichaje para un cargo ejecutivo de la que fue ministra de Sanidad y Política Social entre 2009 y 2010 y ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación entre 2010 y 2011 en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Según explicó ayer Pedro Sánchez en "Radio Nacional de España", la propia Trinidad Jiménez le informó de su decisión después de las últimas elecciones generales, y señaló que la que respeta y que le ha deseado "la mejor de las suertes". Sánchez recalcó que no se puede considerar que sea una situación de "puertas giratorias" y resaltó que, en la actualidad, la ley de incompatibilidades fija un plazo de dos años y ella "lleva más de cuatro años sin ser ministra". "Tiene derecho a labrarse un futuro profesional", destacó Sánchez después de explicar que los socialistas quieren extender a los cinco años ese plazo.

La polémica del contrato de Trinidad Jiménez ha estallado en medio de los contactos para formar Gobierno en España. "Si Trinidad Jiménez va a fichar por Telefónica que lo reconozcan, y les plantearemos que eso no es compatible con lo que queremos hacer, que es un Gobierno de progreso", avisó ayer Pablo Iglesias, líder de Podemos, que añadió que por cosas como esa, es necesario que Podemos esté en el Gobierno, para garantizar "con hechos" que es realmente un ejecutivo "de progreso".