La Policía Nacional detuvo ayer a siete personas en las provincias de Alicante y Valencia, así como en la ciudad autónoma de Ceuta, bajo la acusación de enviar dinero, equipos electrónicos y de transmisiones, armas y precursores para fabricar explosivos, todo ello camuflado como ayuda humanitaria, a grupos terroristas que operan en Irak y Siria, caso del Frente al Nusra y el Estado Islámico (EI).

La operación eleva a 83 el número de arrestados en España en 2015 y 2016 por actividades vinculadas el terrorismo yihadista.

El ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, reveló a los medios que los detenidos hacían los envíos en contenedores cerrados que salían desde los puertos españoles, dotando a los terroristas de suministros continuados y "reforzando" sus estructuras en los dos países.

El grupo, radicado en España pero con ramificaciones en otros países, también financiaba a los dos grupos terroristas con envíos de dinero realizados a través de compañías de transferencias internacionales y utilizando a personas interpuestas, y realizaba actividades de blanqueo de capital.

Además, el líder de la red mantenía "constantes relaciones con un integrante" del EI que en alguna ocasión también le solicitó que captase a mujeres para casarlas con miembros del grupo en Siria.

De las siete personas detenidas, cinco son españoles, aunque de orígenes sirio, jordano y marroquí, y dos extranjeros residentes, de nacionalidades siria y marroquí. La Policía Nacional llevaba investigando la actividad del grupo desde 2014 y en la madrugada de ayer practicó doce entradas y registros en domicilios y locales de los arrestados, entre ellos un restaurante que regentaba el detenido en Ceuta. Además, las detenciones se realizaron en las localidades alicantinas de Crevillente, L'Alquería D'Ansar, Muro d'Alcoi, Alcoy y Alicante, y en Onteniente (Valencia).

Según el Ministro, el objetivo de esta operación policial era cortar la financiación y acceso a materiales que son "absolutamente indispensables" para las organizaciones terroristas, que han incrementado sus necesidades de abastecimiento y suministro tecnológico y de armamento en las zonas de conflicto.