La estrategia de Podemos de cara a la formación del próximo gobierno de España ha ido variando a lo largo de los últimos meses, hasta dar un giro radical ayer. Así, el partido que en sus orígenes hace dos años enmarcaba al PSOE en la denominada "casta", ha ofrecido ahora a los socialistas la formación de un gobierno tripartito junto a Izquierda Unida, un partido con el que no han sido pocos los desencuentros.

El líder del partido morado y candidato a la Moncloa en las generales del 20 de diciembre, Pablo Iglesias, sorprendió a todas las formaciones ofreciendo al líder del PSOE, Pedro Sánchez, negociar un gobierno de coalición que represente "el cambio" que, a su juicio, votaron los ciudadanos; un ejecutivo y del que él sería el vicepresidente.

Esta decisión de entrar a formar parte de un gobierno que no lidere Podemos contrasta con la postura seguida hasta ahora por el partido morado, que tras las pasadas elecciones autonómicas decidió limitarse a favorecer con sus votos gobiernos del PSOE en varias regiones como Castilla-La Mancha, Extremadura o Aragón.

De hecho, en la primera reunión tras dichos comicios que mantuvo Iglesias con los candidatos autonómicos de Podemos, reafirmó que no iban a entrar en ningún gobierno que presidiera el PSOE, y así fue.

El líder del partido morado fue más allá en julio y, en una entrevista concedida a Europa Press, aseguró que, de cara a las elecciones generales, no entraría a formar parte de un gobierno presidido por otro partido político. También afirmó que él no aceptaría ser vicepresidente del líder del PSOE.