Los jefes de Seguriber que han declarado este miércoles en el juicio del Madrid Arena han acusado a la empresa pública Madridec de seguir las órdenes del promotor Miguel Ángel Flores, incluso su petición de aliviar los controles en las requisas y de abrir el portón por el que se colaron más de 3.000 personas.

En la quinta sesión del juicio han declarado el jefe de equipo José Antonio Díaz Romero, a quien el fiscal acusa de dar la orden al vigilante de seguridad Segundo Pupuche para que abriera el portón, y el coordinador jefe de Seguriber Juan José Paris Nalda, quien supuestamente permitió que la gente entrara sin control.

Ambas declaraciones han sido prácticamente similares e incluso con respuestas idénticas, como cuando los dos han responsabilizado a la empresa municipal que gestionaba el pabellón y, en particular, a Francisco del Amo, coordinador de proyectos del departamento de operaciones de Madridec (Madrid Espacios y Congresos), de ordenar que las requisas se hicieran más livianas y de abrir el portón de cota 0.

Pero Paris ha ido más allá al afirmar que esas órdenes se dieron porque fueron peticiones de Flores a Madridec ya que Seguriber, contratada por la empresa municipal, no obedece al promotor. "Ninguna, todo era a través de Madridec. No lo hubiéramos acatado" ha explicado.

Interrogado por el abogado de Flores sobre si se intentó, a pesar de ello, dar alguna orden por parte de la promotora del evento, ha respondido: "Sí, me constan dos, aligerar la requisas y la apertura del portón".

"Vengo a contar la verdad y la verdad fue que esa apertura fue autorizada por el señor Del Amo", ha asegurado Díaz Romero, quien por otra parte ha denunciado que la empresa municipal daba un trato de favor a Flores porque le permitía de todo.

Y ha enumerado: "En el parking cuando hay fiesta se le permite botellón, uso de instalaciones cuando no tiene por qué, mete material sin tener por qué utilizar el pabellón y deja montado el escenario de un evento a otro". "Esas cosas a otro promotor no le dejan", ha subrayado.

Igualmente, ambos han admitido que sólo conocían parcialmente el Plan de Autoprotección y que nunca recibieron formación en planes de evacuación ni tampoco realizaron jamás un simulacro de evacuación en el Madrid Arena.

"No he recibido formación en evacuación y no hemos hecho nada de simulacros de seguridad en caso de evacuación", ha asegurado Díaz Romero, tal y como ha señalado más tarde su compañero. "No", ha contestado Paris a la fiscal cuando le ha preguntado sobre si estaban preparados para evacuar el pabellón.

Del mismo modo, los acusados han reconocido que el operativo de seguridad no era suficiente. "No, se queda corto", ha dicho Díaz Romero.

Más contundente ha sido Paris Nalda. "Con los 38 vigilantes de Seguriber no se podían vigilar a 10.000 personas. Yo pondría a 300 vigilantes, así los vigilantes estaríamos más respaldados y sería económicamente mejor para la empresa".

En cuanto a la avalancha mortal, Díaz Romero ha asegurado que no se enteró hasta pasadas las cuatro de la mañana cuando vio una ambulancia y se dio cuenta de que "algo pasaba" ya que nadie le comunicó nada antes.

Ahora bien, su compañero que era coordinador jefe de Seguriber aquella noche no se enteró de la avalancha hasta las 06.00 horas, cuando se lo comunicaron responsables de la empresa municipal.

"Alrededor de las seis de la mañana me comentaron que se había producido una avalancha altos cargos de Madridec", ha explicado, sin revelar quienes fueron esas personas. La avalancha se produjo a las 03.35 horas.

Por último, los dos jefes de Seguriber han responsabilizado a la Policía Municipal del botellón en el parking -donde Madridec siempre cobra diez euros por entrar- y han tachado de "escaso" el despliegue policial del evento, "menor que en otras ocasiones".

"La Policía Municipal no intervino para disolverlo", ha precisado Díaz Romero, que ha dejado claro que los agentes "lo vieron todo".

Paris ha añadido, además, que en este evento solo vio "cinco coches estáticos" de la Policía Municipal. "Me parece poquísimo", ha destacado el acusado, quien ha recordado que en otros eventos era habitual observar agentes en el recinto.