El líder del PSOE, Pedro Sánchez, reunió ayer a sus barones para analizar los resultados de las elecciones catalanas, pero antes, en una entrevista televisiva, desveló que el proyecto de reforma constitucional que su partido presentará antes de las elecciones generales no concederá a Cataluña el estatus de nación, como quiere el PSC, sino que se limitará a reconocer sus "singularidades".

Reconocer estas especificidades "de manera más subrayada", teorizó Sánchez, "no quiere decir desigualdad, sino diferencias que tienen" territorios como Cataluña dentro de "una nación plural, diversa e indivisible" como España. Así, explicó que su partido no propondrá "privilegios fiscales" para Cataluña tales como la cesión de todo el IRPF, como defendió días atrás el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, porque eso supondría "romper el principio sagrado" de los socialistas de igualdad "en el acceso a los bienes públicos esenciales y a los derechos básicos de sanidad, educación y pensiones".

Sánchez reconoció que el presidente de C's, Albert Rivera, lidera una derecha con la que el PSOE se puede "entender", porque está diciendo que sí a la reforma de la Constitución que defienden los socialistas. El líder del PSOE considera importante que un partido de centro-izquierda y otro de centro-derecha "puedan entenderse en lo esencial" y dijo que está "dispuesto a recoger ese guante" que le ha lanzado C's para reformar la Constitución.

La candidata de C's, Inés Arrimadas, envió ayer un "acuerdo de mínimos" a PSC, PP y Podemos-ICV para buscar acuerdos sobre cuatro puntos: un plan de choque contra el paro, una ley electoral, una auditoría de la acción del Gobierno de Mas y mejoras en sanidad y educación.