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Las elecciones autonómicas más polémicas · Crónica Las elecciones autonómicas más polémicas · Análisis de los resultados

El soberanismo de Mas gana en escaños pero no en votos

-Junts pel Sí, con 62 de los 135 diputados, no tiene efectivos para declarar la independencia, ya que la CUP exige mayoría absoluta de sufragios para dar el paso

Una participación histórica | El desafío de Mas y Junqueras logró ayer llevar a las urnasa un porcentaje de ciudadanos sin precedentes. Con el 97,76% de los votos escrutados, la participación ascendió al 77,46%, por encima de cualquier otra cita autonómica, de las generales de 2008 y 2011 e incluso del 68% del referéndum constitucional de 1978.

Las fuerzas independentistas catalanas obtuvieron ayer una victoria insuficiente, aunque sus máximos líderes se empeñaron en airear lo contrario en sus primeras declaraciones. Junts pel Sí -la alianza de la CDC del presidente Mas y de la ERC de Oriol Junqueras- se hizo con 62 diputados que, sumados a los 10 de la izquierdista CUP, les dan una mayoría absoluta de escaños: 72 de los 135 en disputa. El problema es que los soberanistas solo recogieron el 47,9% del voto, a más de dos puntos de la mayoría absoluta exigida por la CUP para proclamar la independencia hoy mismo. Y sin la CUP, las filas de Mas, quien estima que le basta la mayoría absoluta de escaños para ir a la secesión en un plazo máximo de 18 meses, están en minoría de escaños.

Estos resultados se produjeron en una jornada que, sin exagerar, puede calificarse de histórica por el número de ciudadanos que se acercaron a votar: alrededor de un 77,5%. Un porcentaje que no solo carece de precedentes en unas elecciones autonómicas -supera el 67,76% de las de 2012, que ya supusieron un récord-, sino que deja chicos al 66,82% de las generales de 2011, al 71,19% de las de 2008 e incluso queda muy por encima del 68% registrado en 1978 en el referéndum sobre la Constitución.

Pese a los aires triunfalistas exhibidos ayer por Mas y Junqueras, sus 62 escaños están a una considerable distancia de los 71 que, por separado, obtuvieron CiU y ERC en los comicios de 2012. Y si se habla de votos, el 39,5% cosechado ayer por Junts pel Sí contrasta con el 44,41% obtenido por sus formaciones matrices en 2012. Cierto que habría que añadir el 2,5% de la Unió (UDC) de Duran i Lleida, pero así y todo la suma solo se eleva hasta el 42%.

En consecuencia, si Mas y Junqueras pueden pretender haber salido airosos de la cita de ayer es gracias al 8,21% de votos de la CUP. Pero la CUP no solo plantea el problema de exigir una mayoría de votos para proclamar la independencia. Cierto que Junts tiene hasta 18 meses para intentar convencerlos, y que eso en política es tanto tiempo como la edad del universo, pero además -de creer las declaraciones hechas en campaña por su cabeza de lista, Antonio Baños-, los 10 diputados de la CUP no favorecerán en modo alguno la investidura del actual presidente. Ni por activa, votando sí; ni por pasiva, esto es, absteniéndose. Lo que sin duda obligará a la coalición independentista a plantearse seriamente quién será su candidato a la Presidencia.

Pese al carácter plebiscitario que les ha otorgado Mas, las elecciones de ayer dieron mucho más de sí. Para empezar, certificaron la desaparición de Unió Democràtica de Catalunya, que no ha podido sobrevivir a la muerte de CiU, acaecida el pasado junio a raíz del desmarque de los de Duran i Lleida del órdago independentista.

Para seguir, los comicios catalanes han sido un nuevo campo de pruebas para el triple duelo que se avecina en las generales de diciembre entre el Partido Popular y Ciudadanos, entre los socialistas y Podemos, y, por encima de esos dos combates, entre los populares de Rajoy y el proyecto socialista de Pedro Sánchez.

En el campo de la derecha constitucionalista, Ciudadanos arrasó ayer al PP, con un contundente 25 a 11, que contrasta poderosamente con el 19-9 que habían impuesto los populares en 2012. En votos, Ciudadanos roza el 18% -estaba en el 7,5%-, mientras que el PP baja del 13% al 8,5%.

En la izquierda no independentista, las cartas pintaron justo al revés. Por tercera vez este año, Podemos pinchó en su intento de imponerse a los socialistas, que se consolidan como la primera fuerza española de izquierdas. Los de Iglesias pincharon en Andalucía, pincharon en el conjunto de las municipales y autonómicas, y pincharon ayer, pese al refuerzo de ICV, que en 2012 logró 13 escaños.

El PSC, con el 12,7% de los votos, se alzó con 16 diputados, mientras que Catalunya sí que es pot se quedó en 11. Los mismos que el PP, al que aventajó en poco más de 10.000 votos. Un mal resultado sin paliativos, ya que Cataluña es uno de los territorios donde el PP obtiene sus peores datos. Llama la atención el "resurgimiento" del PSC que, de la mano de Miquel Iceta, baja del 14,45% al 12,7%, lo que se traduce en una pérdida de 4 de sus 20 escaños, pero deja atrás los aires de partido moribundo que exhibía hace tan solo año y medio y lo consolida como tercera fuerza catalana. Con estos mimbres, los dos meses largos que restan hasta las generales prometen ser intensos.

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