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"El político no acepta ayudantes más capaces que él", asevera el exministro vigués Otero Novas

El exministro de Suárez presentó en el CEU sus memorias editadas por Editorial Prensa Ibérica

Romay Beccaría saluda a Otero Novas.

José Manuel Otero Novas, con cuya firma en el Boletín Oficial del Estado (BOE) se pusieron en marcha las preautonomías, mostró ayer su frustración porque no se haya mantenido un Estado fuerte, compatible con el modelo de organización territorial diseñado durante la Transición; por la corrupción política por no haber conseguido que todos los españoles tengan los mismos apoyos de los poderes públicos para la educación de sus hijos y porque los partidos se hayan convertido en un obstáculo para la soberanía popular.

El que fuera ministro de la Presidencia y de Educación con Adolfo Suárez presentó su último libro, "Lo que viví. Memorias políticas y reflexiones", publicado por Editorial Prensa Ibérica (EPI), en el Colegio Mayor Universitario de San Pablo CEU de Madrid ante un abarrotado salón de actos y acompañado, entre otros, por Alfonso Osorio, vicepresidente de Suárez, Carlos Romero, presidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, la periodista Ana Samboal y en representación de Alba Editorial, perteneciente a EPI, María Tena.

En el acto, Alfonso Osorio calificó de "exagerado " el papel que se atribuye a Torcuato Fernández Miranda en la ley de reforma política y le responsabilizó de haber querido una democracia a medias para retrasar su plenitud hasta cinco o seis años. Osorio culpó al cardenal Enrique Tarancón de abrir hasta hoy las puertas del gobierno de España a la socialdemocracia por haber vetado la creación de un partido democristiano. Próximo a cumplir 92 años, el vicepresidente suarista finalizó su intervención expresando su grave preocupación por el resultado de las próximas elecciones en España, que en su opinión pueden conducir a una mezcla de socialdemocracia y comunismo.

Las reflexiones sobre la experiencia política vivida en aquel momento crucial de la reciente historia de España han llevado a Jose Manuel Otero a concluir que los líderes políticos eliminan a sus pares para no compartir el liderazgo, que los jefes necesitan sustituir a sus colaboradores, que el político nunca acepta ayudantes más capaces que él y que, como ya había observado Winston Churchill, los verdaderos enemigos no están nunca en la oposición sino entre los propios compañeros de partido.

En su discurso de ayer, José Manuel Otero se refirió con cierta nostalgia al fallido proyecto reformista de Manuel Fraga, en el que tuvo una destacada participación. El entierro de los tres primeros muertos en Vitoria en marzo de 1976, poco después de la muerte de Franco, suponía en opinión del equipo de Fraga, entonces ministro del Interior, "un punto culminante en el camino de la conquista del poder en la calle" por parte de la izquierda.

Era un momento de máxima tensión social que se complicó aún más con un cuarto muerto también por los disparos de la policía, "que cometió el error trágico de acosar innecesariamente a unas masas que no podían controlar". Ante el temor a un nuevo entierro en un ambiente prerrevolucionario en Vitoria, Otero Novas propuso trasladar el cadáver a Extremadura y, contando con la complicidad de la familia del fallecido, se organizó "una salida clandestina y secreta· del cadáver, primero del hospital y luego de Vitoria".

"Debo señalar que Fraga ganó con firmeza aquella batalla. Ahora veo con una claridad que entones no percibía, que aquel pulsó ganado por Fraga permitió que luego se hiciera pacífica y legalmente una Transición a la Democracia", subrayó ayer Otero, quien no pudo ocultar su afecto por el político gallego que hacía gala de un genio endiablado al tiempo que mostraba gran lealtad con sus colaboradores.

Precisamente, cuando le llamó Adolfo Suárez, lo primero que hizo José Manuel Otero Novas fue consultar con Fraga, quien le respondió que no dudara ni un segundo en aceptar a pesar de que él le había recomendado a su vez rechazar la propuesta de Suárez para formar parte de su Gobierno por su procedencia del Movimiento y porque consideraba que Fraga tenía muchos más meritos.

Elogios a Suárez

Otero es, sin embargo, muy elogioso con Suárez, " que logró", dijo, "un viejo sueño regeneracionista: reunir a las dos Españas bajo la Corona". Pero, al tiempo, no duda en criticar algunas de sus decisiones. Considera que alargó demasiado el proceso constituyente, algo que "la izquierda, sabedora de nuestro especialísimo interés por preservar a la Corona de cualquier discusión, aprovechó inteligentemente para ponernos frecuentemente contra las cuerdas y hacer exigencias de todo tipo".

El giro de Suárez hacia la izquierda y "la minusvaloración de las propias ideas" centristas condujeron "a la práctica desaparición de la UCD en 1982", según Otero, quien ayer recordó los antecedentes del golpe de Estado del 23-F de 1981 como algo que estaba cantado.

Ese mismo día, cuando ya había dejado el Gobierno y era un mero diputado le dijo a Pío Cabanillas, ministro sin cartera de Suárez: "Pío, vais a tener un golpe de Estado". Pío se rió y Otero le advirtió: "No te rías como nuestro paisano Casares Quiroga cuando le dijeron que Franco se iba a sublevar". Cuando horas después ambos coincidieron en los servicios del Congreso de los Diputados y estaban vigilados por los guardias reclutados en tiempo récord por Antonio Tejero, Pío le dijo: " Tu lo sabías". A lo que Otero le contestó: "No, pero era de libro".

Pese a sus duras críticas a aspectos concretos de la política desarrollada en España por los gobiernos de los que formó parte y de los que les sucedieron hasta hoy, José Manuel Otero concluyó su intervención mostrándose esencialmente optimista ante el futuro.

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