La madrugada del domingo 5 al lunes 6 de octubre, la auxiliar de enfermería Teresa Romero, ahora libre del virus del ébola, ingresó en el Hospital de Alcorcón con fiebre y otros síntomas de la enfermedad. En este centro médico los sanitarios confirmaron el diagnóstico, y la trasladaron a las 0.04 del día 7, después de 16 horas, al Carlos III. Ella se enteró que padecía ébola a través de su móvil.

Romero comenzó a sentirse mal el 30 de septiembre, días después de atender al misionero Manuel García Viejo, infectado de ébola. Los síntomas eran aún muy leves y no los identifica con el virus. Entonces, llama al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del hospital Carlos III, pero no llega a superar los 38,6 grados de fiebre establecidos como umbral para activar el protocolo y no la internan. Le dicen que tome precauciones y que siga observándose.

Más tarde, la auxiliar acude al centro de salud Alcorcón, pero no se identifica como una de las personas que atendió a los misioneros. Le diagnostican gripe y le receta paracetamol. Antes de volver a su casa fue a una peluquería a depilarse.

No están claros los siguientes pasos de la enfermera ni la respuesta de los responsables sanitarios, pero Romero sigue sintiéndose enferma. El día 2 vuelve a llamar por teléfono al hospital Carlos III siguiendo las instrucciones que fueron facilitadas por el facultativo especialista de riesgos laborales, e informa de que tenía fiebre de 38 grados.

A partir de ese momento, la Sanidad madrileña se pone en contacto con ella dos veces al día para que informara de la fiebre que tenía, según el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez.

El 3 de octubre, con 36 grados, niega cualquier incidencia con la protección personal y contacto con fluidos del paciente.

Ya el 6 de octubre a las 4 de la mañana, la trabajadora llama al sistema de alerta de salud pública con fiebre de 37,3 grados y tos, además de astenia y mialgias, y desde Salud Pública adopta la decisión de trasladar un equipo del SUMMA 112 al domicilio de la paciente, desde donde es trasladada a Urgencias del Hospital Fundación de Alcorcón, pese a que el hospital de referencia para este tipo de casos es el Carlos III.

Allí se confirma que es el primer positivo por ébola. A la 0.04 del día 7 es trasladada al Carlos III.

El día 8, en declaraciones a algunos medios de comunicación, Romero dice que su contagio se ha podido deber a algún error. El jefe de Medicina Interna del Hospital La Paz, Germán Ramírez, asegura que la auxiliar ha hablado con él de un "descuido" al retirarse el traje de protección.

Mientras tanto, el marido de Romero, ingresado en el Carlos III bajo observación como paciente de riesgo, avisa de que la Comunidad de Madrid ha decidido matar a su perro, Excálibur, ante la posibilidad de que pueda ser portador del virus. El mismo día 8, el perro es efectivamente sacrificado pese al rechazo que muestran decenas de miles de personas en las redes sociales.

La polémica de Javier Rodríguez

El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, señala que la paciente ha podido mentir sobre su estado de salud. A sus polémicas palabras añadirá otras el día 9. "Unos tienen mayor capacidad de aprendizaje que otros", apunta en referencia a la formación impartida a los sanitarios para colocarse o quitarse el traje.

Decenas de personas, los contactos de menor riesgo de la auxiliar infectada, deben tomarse la temperatura en sus casas e informar en el caso de padecer fiebre. Un número variable de pacientes de mayor riesgo son ingresados durante los siguientes días para mantenerlos en aislamiento y bajo observación.

Empeoramiento y estabilización

El día 9, la salud de Teresa Romero empeora gravemente. Se encuentra en un estado crítico por el avance del virus. Se le trata con suero hiperinmune.

Tras las críticas de los sindicatos del personal sanitario a la gestión por parte de las autoridades del Ministerio de Sanidad y de la Comunidad de Madrid, el Gobierno creó el 10 de octubre un comité especial para el seguimiento de la enfermedad.

En una reunión esa misma tarde, Sanidad y los consejeros de las comunidades autónomas acordaron ampliar los protocolos de seguimiento rebajando, por ejemplo, la temperatura a partir de la cual una persona con síntomas debe ingresar de 38,6 a 37,7 grados.

En los días siguientes, sin embargo, los médicos y el tratamiento consiguen estabilizar a la enferma. Desde el día 11, la carga viral comienza a descender, aunque su estado es delicado. A medida que pasan los días, los médicos son cada vez más optimistas. Tras el día 14, se considera que ha superado la fase crítica. El día 15 ya puede tomar líquidos y consigue hablar por teléfono con su marido. La carga viral sigue bajando en las jornadas siguientes y cada vez se siente mejor.

Negativo

Ya el domingo día 19, Teresa Romero da negativo en la prueba del ébola. Ahora, el segundo análisis confirma que ha vencido al virus.

Romero ya puede respirar aliviada, pero aún no será dada de alta hasta que su restablecimiento sea completo. En los siguientes días se enfrentará a la realidad de ser la protagonista de una historia de gran alcance mediático y de amplias repercusiones políticas. Y también a la muerte de su perro.