La abdicación de Juan Carlos I en su hijo Felipe ha sacado a las calles de decenas de ciudades a miles de personas ondeando la bandera de la República y reclamando un referéndum en el que los españoles se pudieran pronunciar sobre la continuidad de la Monarquía. Lo que demuestra que casi cuarenta años después de la instauración de la democracia bajo el modelo de monarquía parlamentaria y de los cuarenta años de franquismo, hay un sustrato social republicano en España. Pero otra cosa es determinar la dimensión exacta de este fenómeno más allá de lo que indican los sondeos de opinión. Profesores de Ciencia Política y sociólogos gallegos coinciden en que hay una masa ciudadana republicana, pero a partir de ahí discrepan sobre su verdadero alcance. Los hay que equiparan casi su peso al de los defensores de la Monarquía y quienes lo reducen a un mero efecto coyuntural, pero también quien sostiene que las movilizaciones agrupan a todos los ciudadanos que quieren participar en una nueva transición aunque no sean republicanos. Pero eso sí, unos y otros entienden que el relevo en la Casa Real se presentó como la oportunidad para hacerse visibles, aunque vuelven a discrepar sobre si la apertura de un eventual debate sobre un cambio en el sistema de monarquía parlamentaria tiene o no recorrido en España.

"Son realmente pocos, pero están crecidos, combativos. La abdicación ha funcionado como un elemento aglutinador para los republicanos, que ya no son una masa informe. Pero son pocos". Esta es la opinión del profesor de Ciencia Política de la Universidad de Santiago Miguel Anxo Bastos.

Aunque la vía de la República parezca condenada de antemano al fracaso, Bastos sí ve determinadas consecuencias por la apertura del debate político, impulsado sobre todo por las fuerzas de la izquierda. Uno es que Felipe empezará su reinado con cierto clima de crispación que irá a más. "No va a empezar bien su reinado", dice. Y otro es que aflorarán las tensiones internas en el PSOE porque una parte de sus bases anhela la República y porque exigirá a sus candidatos a secretario general un pronunciamiento claro al respecto.

El politólogo Francisco Martínez cree que siempre hubo simpatizantes republicanos en España, pero que es imposible saber cuántos son a menos que se realice un referéndum. "Siempre existió esa masa social republicana", sostiene. Lo que pasa es que ese ideario quedó en letargo en aras de los pactos que dieron lugar a la Transición y a la Constitución. "Pero ha pasado el tiempo y en una situación estable y de tranquilidad, sin las tensiones tan intensas de entonces y la olla ya sin presión, a lo mejor es el momento de quitar la tapa y comprobar lo que hay dentro. Y el referéndum es la única forma de ver cómo están los partidarios de cada sistema", explica.

En todo caso, cree que el relevo en la Casa Real ha contribuido a que aflore con más intensidad ese ideario político. "Lo hizo visible, pero siempre estuvo ahí aunque la España de 2014 nada tiene que ver con la de 1978", añade.

El catedrático de Sociología y Opinión Pública Fermín Bouza Álvarez defiende una versión distinta. "Hay un sustrato republicano muy fuerte", asegura. "Hay un espíritu social muy fuerte, pero los partidos se muestran más comedidos, aunque algún día puede saltar todo", añade. A su juicio, no hay mucha diferencia entre los partidarios de la monarquía parlamentaria y los defensores de la República. Según sus datos, el 40% de la población tiene preferencia por la República mientras que el 50% se declara monárquico por otro 10% que no se pronuncia.

En cuanto a si el debate que pretenden lanzar algunas formaciones políticas sobre el cambio de régimen en España tiene recorrido, Fermín Bouza no lo tiene nada claro. "Este es un país muy raro. No estoy seguro de que no tenga recorrido. Si la crisis va a más, aunque todo parece indicar que no, puede haber problemas", argumenta.

El profesor de Ciencia Política de la Universidad de Vigo Enrique José Varela defiende otra teoría. La movilización del pasado lunes en decenas de ciudades responde a una motivación más amplia que el ser o no ser republicano, aunque la abdicación del Rey sirvió como oportunidad para sacar a la gente a la calle. "Existe la necesidad vital de participar, de protagonizar una segunda transición los que no pudieron hacerlo por cuestión de edad en la primera. No todos son republicanos los que quieren tener una participación activa y efectiva; hay de todo, republicanos, libertarios, anarquistas y también socialistas. Pero lo fundamental es que quieren tener la capacidad efectiva de participar", asegura.

Varela indica que la gente es cada vez más consciente de que puede cambiar la política, como se ha demostrado con diversas plataformas, y que los logros están al alcance de la mano. "Por tanto, puede haber sorpresas", agrega.

Juan Luis Pintos, profesor emérito de Sociología de la Universidad de Santiago, limita, por su parte, el "movimiento" republicano a un fenómeno oportunista. "Es coyuntural. Se aprovecha la oportunidad para mover al personal, pero me parece más una cosa de coyuntura", sostiene este doctor en Filosofía.

Comenta que sin un referéndum es imposible saber cuánta gente apoya la República, pero sí tiene claro que determinados partidos, utilizando los resultados de las elecciones europeas, intentan ganar adeptos para hacerse más visibles y aislar al PP. "Pero durante 39 años el sistema ha funcionado y la gente ha vivido mejor que antes y sin conflictos", afirma.

El catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Santiago, Ramón Maiz, admite que le resulta muy difícil determinar la dimensión del republicanismo por la falta de datos. Sí es cierto, dice, que hay "cierto republicanismo" en IU y en el PSOE desde siempre que ahora se moviliza aprovechando la oportunidad para hacerse más visible, pero que más importante que las movilizaciones en sí es el cambio de tendencia en la valoración de la Casa Real que tiene la opinión pública. A partir de los escándalos del caso Urdangarín, recuerda Maiz, la valoración ha ido empeorando. "Lo que hay es un cambio importante en la tendencia ante la monarquía, pero desde ahí, desde las movilizaciones hasta un paquete de reforma constitucional aún hay un poco", comenta.

Cristina Ares, profesora de Ciencia Política, comparte buena parte de los argumentos de Ramón Maiz. Asegura que es muy complicado conocer el alcance de la masa social republicana por la falta de datos y destaca, por encima de otras consideraciones, la pérdida de confianza de la ciudadanía en la Casa Real, sobre todo a partir de la investigación judicial sobre Urdangarín. "No le doy demasiada importancia a las movilizaciones de estos días, pero sí al deterioro de la opinión sobre la Monarquía. Eso sí que es un tema que debe preocupar más", considera la politóloga.