Pelayo fue elegido rey por los astures en 718. Unos años después, en 722, derrotó a los musulmanes en Covadonga y consiguió expulsarles de Asturias, lo que afianzó su liderazgo. Dio así inicio a una monarquía que tuvo una continuidad impensable en las difíciles circunstancias en que accedió al trono, con toda España bajo poder musulmán y dependiente del califato de Damasco. Su reino fue denominado "de Asturias" y este título ostentaron sus sucesores hasta 910, en cuyo mes de diciembre falleció Alfonso III. Sus hijos trasladaron el solio del trono a León y pasaron a ser llamados reyes de León.

Fernando I, hijo de Sancho III de Navarra, heredó a la muerte de este en 1035 el condado de Castilla. Casado con Sancha, hija de Alfonso V y hermana del rey Vermudo III, Fernando unió bajo su corona León y Castilla al derrotar a su cuñado Vermudo III, rey de León, en la batalla de Tamarón en septiembre de 1037. Un nuevo cambio de dinastía se produjo en el siglo XIV. Enrique de Trastámara, hijo bastardo de Alfonso XI, disputó el trono a su hermanastro Pedro I el Cruel, al que derrotó en Montiel en marzo de 1369. Se inició una nueva dinastía, la de los Trastámara, dos de cuyos miembros, Isabel I de Castilla y Fernando I de Aragón, materializaron con su matrimonio la unión de los dos reinos, que heredó su hija Juana la Loca, casada con Felipe I el Hermoso. Tras la pronta muerte de Felipe y la enajenación mental de su esposa, heredó la corona de España y todo su Imperio Carlos I, dando inicio a una nueva dinastía. Los Austrias reinaron en España a lo largo de dos siglos, hasta la muerte de Carlos II en 1700, sin sucesión. Este designó como su heredero a su sobrino-nieto Felipe, duque de Anjou, que reinó como Felipe V y hubo de afrontar la guerra de Sucesión con el archiduque de Austria Carlos, biznieto a su vez de Felipe III.

A la muerte de Fernando VII en 1833, como ya ocurriera con Isabel la Católica en 1474, asumió el trono Isabel II, hija del monarca difunto. Reinó hasta 1868, en septiembre fue destronada y tuvo que huir a Francia. Tras un período de interinidad, el 16 de noviembre de 1870 las Cortes nombraron nuevo rey al italiano Amadeo de Saboya. Esta breve experiencia acabó con la abdicación de Amadeo y la proclamación de la I República el 11 de febrero de 1873. Unos meses después, el 3 de enero de 1874, el general Pavía dio un golpe de estado y disolvió las Cortes. A finales de año, el 29 de diciembre, el general Martínez Campos en un nuevo pronunciamiento proclamó rey de España a Alfonso XII, único hijo varón de Isabel II.

Un nuevo y largo paréntesis se abrió con la proclamación de la II República en abril de 1931 y la posterior sublevación militar de julio de 1936, que tras tres años de guerra civil dio paso a casi cuatro décadas de régimen dictatorial bajo la jefatura del general Franco. Una nueva restauración monárquica se produjo a su muerte en noviembre de 1975 en Juan Carlos I, nieto del derrocado Alfonso XIII. En esta restauración borbónica fue saltado su padre don Juan de Borbón, que renunció el 14 de mayo de 1977 a sus derechos dinámicos en favor de su hijo. Ahora, tras Juan Carlos I llegará Felipe VI.