Las elecciones a la Eurocámara viven hoy su día grande --con votaciones en 21 países, entre ellos España, Alemania, Francia o Italia-- marcadas por los pronósticos de una elevada abstención y de un auge de los partidos minoritarios populistas y euroescépticos, que podrían lograr hasta un tercio de los eurodiputados, debido a la desafección provocada por la respuesta de la UE a la crisis de deuda. España afronta sus séptimas elecciones al Parlamento Europeo desde la adhesión de 1986, y en todos esos comicios, salvo en 1989, ha mantenido un nivel de participación por encima de la media de la UE; incluso el año de mayor abstención, cuando se alcanzó el 55% en 2009, la participación española estuvo por encima de la media debido a los bajos índices de los países más recientemente adheridos.

El principal candidato del PP al Parlamento Europeo, Miguel Arias Cañete, dedicó las primeras horas de ayer a pasear en bicicleta por Jerez de la Frontera, mientras que su homóloga del PSOE, Elena Valenciano, pasó la mañana caminando con sus hermanas en Madrid.

Descenso

Según los datos de la Eurocámara recogidos por Europa Press, las cifras de participación española en estos comicios europeos han venido experimentando un descenso progresivo desde 1987, al año siguiente de la entrada en la UE. En esa primera cita con las urnas europeas, la participación fue del 68,52%, si bien las elecciones se celebraron únicamente en España para elegir a la cuota de eurodiputados que le correspondía entonces, por lo que no es posible comparar esta cifra con otros países de la Unión Europea.

Dos años después, en 1989, votaron ya los 12 países que entonces conformaban la Unión y esa ha sido la única vez que la participación española ha sido menor que la media europea: un 54,7% --más de 10 puntos menos que dos años antes-- contra un 58,41%, respectivamente. En las dos convocatorias electorales siguientes la participación de España se incrementó unas décimas, si bien la de la media de los países de la UE descendió.

En 1994, un 59,14% de los españoles con derecho a sufragio depositó su voto en los colegios electorales para escoger a su representación ante el Parlamento Europeo, pero la media europea se quedó en el 56,67%.

Cinco años después, y tras la incorporación de tres países más a la UE --Suecia, Austria y Finlandia--, la participación española creció hasta el 63,05%, su máximo histórico en convocatorias europeas, mientras que la media comunitaria se quedó en el 49,51%.

La tendencia en años siguientes se mantiene similar, si bien ambas cifras han ido acercándose hasta ser muy similares, aunque la participación española manteniéndose por encima de la media europea. En las elecciones a la Eurocámara del año 2004 votó el 45,14% de los españoles, pero la media europea se situó cuatro puntos por debajo de la convocatoria anterior, en el 45,47%.

En las últimas elecciones europeas celebradas hasta la fecha, las de 2009, se registró el mínimo histórico de la participación española: sólo un 44,9% de los ciudadanos con derecho a voto depositó su sufragio.