Las autoridades brasileñas estudian las explicaciones de la empresa Renfe sobre el accidente del tren siniestrado en Santiago de Compostela para decidir si autoriza la puja del consorcio español en la subasta de la primera línea de alta velocidad del país, informaron este miércoles fuentes oficiales.

El presidente de la estatal Empresa de Planificación y Logística (EPL), Bernardo Figueiredo, afirmó en declaraciones a periodistas que si son ciertas las explicaciones de Renfe, el accidente con 79 muertos "no inviabilizaría" la participación española en la licitación del tren que unirá Río de Janeiro y Sao Paulo.

No obstante, Figueiredo aseguró que las autoridades brasileñas tendrán que "evaluar" los argumentos dados por Renfe, que comunicó que el accidente no ocurrió en un tramo de alta velocidad.

Según el pliego de condiciones, no puede participar en la licitación ningún operador que haya sufrido accidentes mortales en un período de cinco años en una línea de alta velocidad, donde se puedan superar los 250 kilómetros por hora.

El tren que descarriló es un Talgo 250 Dual, un modelo híbrido que permite circular en vías de diferentes anchos: a velocidades máximas de 250 km/hora en el ancho de vía internacional UIC (1,4 metros) y a 220 km/h en el ancho español (1,6 metros).

El directivo señaló que dos consorcios han mostrado "gran interés" por la licitación que está prevista para el próximo 19 de septiembre: el francés y el español.

El consorcio español está formado por las empresas públicas Adif, Renfe e Ineco, junto a las privadas Talgo, Elecnor, Cobra (ACS), Abengoa, Indra, Thales, Bombardier y Dimetronic.

El proyecto del tren de alta velocidad Río-Sao Paulo-Campinhas, el primero de América Latina, tendrá una longitud de 511 kilómetros, y se calcula que exigirá inversiones por cerca de 13.000 millones de euros (unos 17.177 millones de dólares).

El responsable de la EPL confirmó que, a pesar del accidente, se mantiene la fecha de la subasta para el próximo 19 de septiembre.

Renfe explica que no fue un accidente de AVE

Por su parte, el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, ha afirmado que ya se han emprendido acciones a través de las embajadas españolas y de los servicios comerciales para explicar en el exterior que el accidente de tren de Santiago de Compostela no ha sido un siniestro de la alta velocidad española.

"Evidentemente nos preocupa explicar fuera de España que esto no es un accidente de alta velocidad y nos preocupa en Brasil y en aquellos otros países donde España y las empresas españolas tienen intereses ferroviarios", ha dicho.

El presidente de Renfe ha avanzado que "muy previsiblemente" en los próximos días se producirán visitas para explicar a las autoridades de los distintos países "los términos de lo que ha sucedido e insistir en que es un accidente que ha ocurrido en una vía convencional".

Entre las medidas emprendidas, ha señalado que ya se ha realizado una acción a través de las embajadas españolas y de los servicios comerciales en el exterior con cartas de Renfe, de Adif y del resto de empresas que están en el consorcio para dar cuenta de la situación.

Según ha recordado, el tren involucrado en el accidente funciona con tracción eléctrica y diesel y la línea cuenta con tramos electrificados con tensiones que no son las que utiliza la alta velocidad.

"En definitiva, no estamos hablando de una línea de alta velocidad hasta que, esperemos que en 2018, toda la conexión entre Madrid y Galicia pueda discurrir por vías" de AVE, ha remarcado.