"La deriva soberanista de Cataluña es fruto de la pérdida de valores que ha sufrido toda España". Esta es la reflexión de Albert Rivera (Barcelona, 1979), el presidente de Ciudadanos que habla fuerte y claro, en declaraciones exclusivas a FARO DE VIGO, de la necesidad de enterrar la Transición que comenzó tras la muerte de Franco para emprender una nueva transición ciudadana que favorezca la regeneración política en España.

-¿Hace falta otra Transición?

-Hace falta una transición ciudadana. Todos los ciclos políticos tienen un final y el de la Transición que comenzó tras la muerte de Franco ya se ha agotado. Fue un proceso ejemplar, con sus luces y sus sombras, para garantizar el bienestar y libertad de los españoles, pero ya es necesario impulsar una nueva etapa política en España.

-¿Ve a los españoles preparados para afrontar esa nueva etapa política de la que habla?

-No queda otro remedio. Con el inmovilismo no se cambia nada y se corren riesgos. Tampoco son beneficiosas las posturas populistas. Lo que hay que hacer es reformar de arriba abajo el sistema político actual: hacer cirugía política, constitucional y social para afrontar la difícil situación que vivimos. Echo de menos una mayor participación de los ciudadanos para cambiar las cosas. Este es un país que vale la pena y hay que mojarse, dar un paso adelante. Hay que pasar de la indignación a la acción.

-¿Están los políticos inmersos también en ese inmovilismo?

-En cierta medida, sí. Ha llegado la hora de que todos los expresidentes y exministros se unan.

-El expresidente socialista Felipe González ha dado el primer paso al acercarse a Mariano Rajoy para prestarle su apoyo.

-Felipe González sí, pero otros no. Sería muy bueno que todos los expresidentes saliesen en una foto juntos porque eso confiere autoridad moral. Es difícil subir impuestos y hacer recortes cuando no se goza de autoridad moral

-¿Qué tipo de cirugía aplicaría a los partidos políticos?

-Un sistema político que solo dé poder a los secretarios generales no tiene sentido. Lo tuvo en su momento, pero ahora hay que apostar por una democratización de los partidos. Hay que pasar el poder de los secretarios generales a los ciudadanos. Los partidos no pueden dar lecciones de democracia a los ciudadanos si no se imponen procesos como las primarias para elegir a sus líderes.

-¿Es moral el actual sistema electoral?

-Un sistema electoral de listas cerradas y bloqueadas solo sirve para que las direcciones de los partidos tomen decisiones, como las legislativas, que deberían de tomar los ciudadanos. Es perverso que sea más fácil ser diputado por ser amigo de un líder político que por ser querido por los electores.

-¿Hay que reformar la Constitución?

-La Constitución, más que cambiarla, hay que cumplirla. Y hay que reformular también la manera de elección de los magistrados del Tribunal Constitucional.

-¿Cuál es el problema que más le preocupa a usted?

-Uno de los más alarmantes es el de la educación. Es necesario un pacto por la educación para una generación, no para una legislatura. Solo con una educación de calidad y para todos podremos tener buenas personas y buenos profesionales. Es hora de poner hilo a la aguja porque la educación es garantía de libertad para tener ciudadanos y no súbditos. Creo además que sería importantísimo enseñar la Constitución en las escuelas.

-¿Es también perversa una educación que entorpezca la enseñanza en castellano?

-Lo que sucede en Cataluña es fruto de lo que pasa en el resto de España. Se han perdido valores como el de la solidaridad y hay gente que lo aprovecha para hacer daño político y a la convivencia. Lo que esta claro es que el Gobierno de Rajoy debe diseñar sus políticas sin pensar en los que nunca van a estar contentos. En Cataluña somos muchos los que nos sentimos españoles. Echo también de menos declaraciones públicas de empresarios que están en contra de la deriva soberanista de Artur Mas y les invito a que expresen su preocupación por los riesgos que supone esta deriva a la estabilidad económica y jurídica de sus empresas, más en esta época de crisis.

-¿Vislumbra la luz al final del túnel de esta crisis?

-La situación es muy complicada. España se puso a trabajar con cuatro años de retraso porque no reconocía la crisis. No creo que las subidas de impuestos sean la mejor solución para salir de ella porque suponen una losa al consumo de la clase media.

-Es lo que exige Europa.

-En los bancos hay dos clases de clientes VIP: los que tienen mucho dinero y los que deben mucho dinero. España esta en este segundo grupo, pero es VIP. Europa es como un tablero de ajedrez y si caemos nosotros caen todos los países de ese tablero. Rajoy debería hacer más estrategia de ajedrez y dejar claro que somos la cuarta economía de Europa. Hay que gastar menos, pero sobre todo hay que gastar mejor. Además, Alemania no solo ha pedido a España que suba impuestos y aplique recortes. También ha pedido una profunda reforma de la administración pública y eso no se ha hecho. Es más fácil quitar dinero a los ciudadanos que a los amigos y reducir una administración descontrolada. Es cierto que hay que adelgazar, pero quitando grasa, no el músculo que nos permite avanzar. Si quitas músculo no puedes correr.

-Pues la idea es meter mano hasta en las pensiones.

-Como Rajoy toque las pensiones se va a armar el gran polvorín en toda España. Las pensiones son un derecho consolidado que se podrán congelar, pero no tocar.