En plena cuenta atrás para su regreso a casa, los militares de la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (Brilat) Galicia VII desplegados en Afganistán sufren un nuevo sobresalto. Ocurrió a unos diez kilómetros de la base de Qala-i-Naw, en las proximidades de Sang Atesh, al explosionar un artefacto casero al paso de uno de sus vehículos blindados "Lince", dejando cuatro heridos leves. Según informan fuentes del Ministerio de Defensa "no se han producido daños de consideración entre sus ocupantes".

Personal sanitario de la base Ruy González de Clavijo, en donde está desplegada la Brilat, examinó a los cuatro ocupantes del vehículo y constató que "solo sufrieron contusiones leves", indicaron fuentes militares que reconocen la existencia de un lógico cuadro de shock y aturdimiento entre los heridos.

Desde el Ministerio de Defensa destacaban ayer que "la caja del blindado ha respondido adecuadamente a la explosión, protegiendo a los ocupantes" y recuerdan que el modelo polivalente (Lince) que ha resistido el impacto explosivo es el que sustituye a los viejos BMR del Ejército. Al igual que los blindados RG-31 que integran el parque móvil desplegado en Afganistán están diseñados para afrontar la explosión de minas y todo tipo de artefactos improvisados que se puedan encontrar en el mercado.

El vehículo que sufrió el pacto del artefacto explosivo formaba parte de un convoy militar que se dirigía desde la base de Qala-i-Naw hacia el puesto avanzado de Ludina, instalado para dar seguridad a la ruta Lithium que une la capital de Badghis, Qala-i-Naw y Bala Murghab en el norte de la provincia. Esta ruta es una de las principales vías de tránsito e intercambio comercial del país.

La explosión de un artefacto al paso de un convoy militar es uno de los incidentes más graves en los que se ha visto involucrada la Brilat en los cuatro meses que llevan de misión.

Hace dos meses, especialistas del contingente español habían desactivado un artefacto camuflado en una moto a cuatro kilómetros de Qala-i-Naw.

Más de 1.200 militares de la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (Brilat) Galicia VII –800 de la base asturiana de Sieiro y cerca de 300 de la pontevedresa General Morillo– encaran el repliegue de su quinta misión en Afganistán en pleno auge de la violencia sectaria y hostigamiento contra las tropas occidentales como consecuencia de la quema de un corán, tras un juicio-farsa, protagonizada por extremistas religiosos en Estados Unidos. En respuesta a lo que consideran la profanación de su libro sagrado, radicales islamistas redoblaron en los últimos días sus ataques a la sede de la ONU en Kandahar y contra las fuerzas internacionales sin distinción.

Ante esta situación la Brilat ha extremado las medidas de seguridad y autoprotección con el fin de que el repliegue –que se realizará de manera escalonada durante todo el mes de abril– se haga sin incidentes que empañen una misión, hasta la fecha, sin bajas.

Regreso a Galicia

Habían llegado a Afganistán el pasado 21 de septiembre, dos meses antes que sus compañeros de contingente, y son los primeros en abrazar a sus familias. La treintena de hombres y mujeres que integró los Equipos Operativos de Enlace y Asesoramiento (OMLT) de Cuartel General en Afganistán fueron recibidos oficialmente en la base General Morillo por el jefe de Brilat Galicia VII, José Antonio Alonso Miranda. Son, por tanto, la "avanzadilla" del repliegue de la Brilat, cuyos más de 1.200 efectivos regresarán de forma escalonada a España durante el mes de abril, tal como confirmaron fuentes del Ministerio de Defensa.