Lejos de los estereotipos de la gran pantalla, quince años de juicios con jurado dejan imperfecciones no previstas en la ley e intentos de hurtar al tribunal popular procesos que, en principio, eran de su competencia.

Asuntos como el "caso Wanninkhof" -donde Dolores Vázquez fue primero culpable y luego inocente- o el del asesino confeso de dos homosexuales en Vigo -primero absuelto, luego condenado- abonan la desconfianza en la "capacidad" de los ciudadanos para juzgar y ha llevado a "retorcer" la ley, en vigor desde noviembre de 1995, para que lleguen a sus manos los menos casos posibles.

LAS CIFRAS

En los últimos diez años, las causas juzgadas por "jueces legos" se han reducido casi a la mitad -de 433 en 2000 a 281 en 2009-, indica el presidente de la Audiencia de Alicante, Vicente Magro.

"El procedimiento es tan farragoso, tan lento y costoso que no es extraño que se evite, siempre que se pueda", incide la magistrada de la Audiencia de Madrid María Tardón para justificar esa "huida del jurado".

La opinión de los españoles también ha variado: si en 1996, año del primer juicio con jurado, el 49 por ciento prefería ser juzgado por un tribunal popular; hoy el porcentaje ha bajado al 44 por ciento; mientras que quienes eligen a los magistrados profesionales han subido en ese periodo del 37 al 52 por ciento.

La razón puede estar en la "dureza" de los jurados -sólo absuelven a uno de cada diez acusados-, aunque los delitos que más juzga son homicidios y asesinatos, en ocasiones con pruebas "contundentes", apunta Magro.

CASOS POLÉMICOS

En 1997, Mikel Otegi fue absuelto por un jurado que creyó que "no era dueño de sus actos" cuando, en estado de embriaguez, disparó y mató a dos ertzainas.

El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, el Supremo y el Constitucional ordenaron repetir el juicio, pero Otegi ya había huido a Francia, donde no fue detenido hasta 2003.

En 2001, la polémica se trasladó a Málaga con el "caso Wanninkhof": un jurado declaró culpable a Dolores Vázquez, ex compañera sentimental de la madre de la víctima, pero el TSJ andaluz anuló la sentencia y Vázquez fue inocente para otro tribunal popular, que condenó al británico Tony King.

Más reciente es el caso del asesino de una pareja de homosexuales en Vigo, absuelto por un primer jurado que consideró que actuó por "miedo insuperable" y culpable para el segundo.

Pronto se decidirá si el caso de Marta del Castillo lo resuelven jueces profesionales o ciudadanos, en medio del debate sobre si las presiones de medios de comunicación o del entorno social pueden comprometer la imparcialidad o el sosiego de los jurados.

Tardón admite que no es fácil impedirlo, "más en un momento en el que los asuntos especialmente notorios han sido dramatizados en series de televisión, contando lo que pasó antes del juicio".

EL JURADO ESPAÑOL

La Ley del Jurado optó por un sistema puro: nueve hombres y mujeres elegidos por sorteo deciden sobre la culpabilidad del acusado y los hechos probados y, después, el magistrado de la Audiencia Provincial que preside la vista fija la pena.

La diferencia con el modelo anglosajón, el más conocido gracias al cine, es que aquí el jurado debe motivar su decisión.

Esta es una de las pegas de los "anti-jurado" por las dificultades de ciudadanos "legos en Derecho" frente a los matices jurídicos que separan, por ejemplo, un homicidio de un asesinato.

¿QUIÉN PUEDE SER JURADO?

Basta con ser español, mayor de edad, no haber sido condenado por delito, saber leer y escribir, ser vecino de la provincia donde ocurrieron los hechos y no tener impedimentos físicos o psíquicos.

Quedan excluidos autoridades del Estado, jueces, fiscales, abogados y miembros de las Fuerzas de Seguridad.

Pueden plantear "excusas" los mayores de 65 años y quienes sufran trastornos por cargas familiares o tengan trabajos de interés general, aunque se plantean pretextos de todo tipo, "a veces tan extremos como invocar motivos religiosos para no juzgar a un semejante", dice Tardón.

Se suele tener "flexibilidad", explica Magro, con estudiantes en fechas de exámenes o con quienes acaban de encontrar trabajo y tienen miedo al despido.

Otros son descartados por acusaciones o defensas: la juez Tardón recuerda que a un candidato se le preguntó: ¿Usted cree que todas las muertes son iguales?.

"Pues verá -respondió-, para el muerto no se si habrá mucha diferencia, pero para el autor... no es lo mismo si yo estoy en un andamio y se me cae un martillo que le da en la cabeza a uno que está abajo y le mata, que si cojo ese mismo martillo, bajo donde él está y le doy con él en la cabeza y le mato".

El candidato fue recusado por todas las partes para sorpresa de Tardón: "Yo me quedé con la boca abierta porque su razonamiento me pareció tan sólido, tan lógico, tan intuitivo que nunca hubiera imaginado encontrar a alguien con mejores cualidades naturales para juzgar".

COMPETENCIAS

Homicidio, amenazas, omisión del deber de socorro, allanamiento de morada, incendios, infidelidad en la custodia de presos o documentos, cohecho, malversación de caudales públicos, fraudes y exacciones ilegales y negociaciones prohibidas a funcionarios son los delitos competencia del jurado.

Hasta ahora, cuando uno de esos delitos coincidía con otro que no era competencia del jurado -por ejemplo, homicidio durante un robo-, el caso recaía en el juez profesional, pero la situación cambió a raíz del "crimen de Bellvitge", cuando en 2004 dos policías fueron asesinadas y una de ellas violada en L'Hospitalet de Llobregat.

La violación arrastró el asesinato hasta un tribunal profesional, pero el Supremo ordenó repetir el juicio con uno popular y estableció una nueva doctrina.

Ahora, el elemento que determina si juzgan jueces o jurados es la finalidad que persigue el autor del crimen, lo que -según Magro- incrementará "notablemente" los juicios con jurado.

LA REFORMA PENDIENTE

Los que lidian a diario con el jurado creen que la ley ha funcionado razonablemente, aunque Magro aboga porque el jurado juzgue sólo los delitos expresamente citados en la ley, mientras Tardón apuesta por simplificar causas y funciones o permitir jurados mixtos que incluyan profesionales del Derecho.

Entre los ciudadanos hay de todo: unos piensan que es "una buena experiencia" o "una obligación" y otros creen que "con delitos de cárcel no debería haber jurado popular".

"No creo que sea una maravilla", dice uno de los miembros del jurado que la semana pasada declaró culpable de asesinato a un hombre que mató a su padre en Madrid.