ETA decretó entre finales del pasado mes de marzo y principios de abril un parón técnico y estratégico a nivel interno en el que la banda decidió aparcar sus acciones terroristas con un objetivo doble: recuperarse operativamente ante la multitud de arrestos llevados a cabo por las fuerzas de seguridad y ganar tiempo para controlar de nuevo a su brazo político, según informaron a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista.

Sólo en los meses de enero, febrero y marzo se habían practicado hasta 32 detenciones repartidas entre España (22 arrestos), Francia (seis detenidos), Portugal (tres), Inglaterra en las que habían participado seis cuerpos policiales distintos. La operación más relevante fue la que el 28 de febrero logró el arresto del entonces 'número uno' de ETA, Ibon Gogeaskeotxea, junto a otros dos terroristas en Francia.

Acosada policialmente, la banda buscó respiro reduciendo el riesgo de sus militantes para recomponer sus estructuras y abastecer de nuevo su almacén de cara a retomar los atentados, posiblemente durante los meses de verano. Sin embargo, el arresto el pasado 20 de mayo del jefe militar de la banda, Mikel Carrera Sarobe, precisamente cuando abordaba la organización de los 'comandos' con las peores intenciones junto a su lugarteniente Arkaitz Agirregabiria del Barrio llevó a los expertos antiterroristas a pensar que la banda podría mantener ese parón técnico. Sin embargo, la decisión última pasaba a depender de los dirigentes terroristas que hubiesen recogido el testigo dejado por Sarobe.

Fue el pasado 14 de noviembre cuando la izquierda abertzale presentó públicamente la conocida como 'declaración de Alsasua', en la citada localidad navarra. Su principal novedad era la apuesta por solucionar el "conflicto" en base a los denominados 'principios Mitchell' aplicados en el proceso de paz para Irlanda del Norte y que propugnan un escenario sin injerencias violentas de ningún tipo.

ETA contestó a estos movimientos de su brazo político por medio de un comunicado el 17 de enero asegurando que tutelaba y hacía suyos los planteamientos expresados, pero mantenía su apuesta por la violencia. De hecho la banda ha tratado siempre controlar este debate en el seno de su brazo político, aunque ha fracasado en el intento. Prueba de ello es que los últimos comunicados de ETA han sido en respuesta a pasos dados por su entorno y no al revés como había sucedido hasta ahora.

El fracaso más evidente de la banda se produjo en el origen mismo del debate interno. La banda intentó sin éxito que la ponencia a discutir fuese la denominada 'Mugarri' en la que se defendía el incremento de los atentados como manera de doblegar al Estado. Sin embargo, terminó por imponerse la vía posibilista que defendían, entre otros, el histórico dirigente abertzale Arnaldo Otegi desde prisión.

Ante la incapacidad de controlar a su brazo político desde la clandestinidad, los terroristas reaccionaron creando una estructura aparentemente legal llamada a ser sus ojos y su voz en las asambleas que se llevaban a cabo tanto dentro como fuera de las cárceles. Esa misión fue encargada a sus abogados de confianza que, sin embargo, fueron detenidos el 14 de abril. De este modo, se desbarató el último plan de ETA para controlar a sus bases.