Defraudación fiscal, blanqueo de dinero, cohecho, tráfico de influencias y violación de secretos. Éstos son los delitos por los que está imputado Pablo Crespo, considerado el número dos de la trama Gürtel. La investigación policial sostiene que el ex político gallego era un hombre clave en la red de corrupción urdida por Francisco Correa,pues "juntos diseñaron la estrategia de ocultación de fondos", y además impartía "instrucciones para el pago de cantidades a funcionarios públicos y autoridades y pago en especie, por medio de objetos y enseres en distintas localidades españolas para obtener tratos de favor o la concesión de eventos a los que se dedica el grupo".

Pero, ¿cómo da el ex secretario de Organización del PPdeG el salto de Galicia a Madrid? Es su jefe Francisco Correa quien se lo explica al juez Baltasar Garzón cuando comparece en la Audiencia Nacional: "Cuando Pablo Crespo entró en desgracia (en el PP gallego), porque en política eso ocurre continuamente, había que buscar una persona un poco tal, como a Pepe Cuiña no lo podían echar, entonces se cargaron a Crespo, ... entonces Cuiña me dijo ... llévate a Pablo Crespo que es oro molido, y Pablo Crespo es el que lleva todos los temas".

Correa en su testimonio entra en detalles y explica que más allá de la recomendación del ex conselleiro y ex secretario general de los populares gallegos ya fallecido, él ya conocía personalmente a Crespo cuando fue "a ver a Don Manuel para hacerle las campañas electorales de Galicia", pues, según su versión, Crespo era "la mano derecha de Fraga y de Pepe Cuiña", y ahí es cuando inician "una relación excelente", eso sí de proveedor a cliente, y luego de jefe a empleado, y más tarde de socio a socio. Las empresas de Correa trabajaron en los años noventa en distintas ocasiones para el PP gallego, por ejemplo asumieron la campaña electoral de 1997 y algún que otro acto político, por ejemplo un evento de Nuevas Generaciones.

Correa se explaya en su confesión ante Garzón y le cuenta que "Pablo trabajaba en un banco, y Cuiña lo saca del banco" para llevárselo de número tres del PP en Galicia. También hace constar que el padre de Crespo fue "director de gabinete de la Diputación de Pontevedra, muy amigo de Pío Cabanillas, íntimo amigo de Pío Cabanillas".

¿Y cómo relata el propio Crespo a Garzón su llegada a Madrid? "Por circunstancias propias de lo que es la política ... o sea la persona que era mi mentor fue defenestrada, y yo con ella, ... entonces yo conocía a Francisco Correa, lo conocía porque había sido concretamente yo cliente de él como miembro del PP".

Crespo desciende al detalle de cómo y por qué lo ficha Correa. Según su versión, es contratado porque es "una persona leal, honrada y trabajadora". "Es parte de mi patrimonio personal", llega a decir en su declaración ante el juez, para luego lanzar su hipótesis de por qué la dirección nacional del PP da la espalda a las empresas de Correa, a las que durante años contrató para múltiples actividades, como organización de campañas electorales, actos de partido y viajes varios. No fue por qué Génova hubiese empezado a sospechar de posibles irregularidades, era una cuestión política. Él, como hombre de confianza en el pasado de Cuiña, era del bando de la boina en el PPdeG (rural y galleguista) y Rajoy, del birrete (urbano) y, por ello no quiso negocios con él y sus empresas.

Crespo lo explica así : "Cuando en el año 2004 llega Mariano Rajoy a la dirección del PP, pues probablemente debido a que yo en Galicia pertenecía a un sector digamos político dentro del partido que no era el suyo, pues se nos empieza a cortar el trabajo". El ex político pontevedrés también especifica que hasta la elección de Rajoy como sucesor de Aznar "el 80 o 85% de la facturación" de Special Events y Pasadena Viajes, dos de las compañías del entramado Gürtel, se hacían a cuenta del PP, pues "trabajaban muchísimo" para la organización conservadora.

Su "defenestración" primero en Galicia y luego el cierre del grifo en Madrid pueden explicar los malos sentimientos que alberga hacia Jesús Palmou, el primero en sospechar que quizás Crespo no era trigo limpio y apartarlo de sus responsabilidades en el PPdeG cuando asumió el mando en el partido en Galicia y descubrió gastos e ingresos sin justificar. De ahí que en una conversación con su mujer desde la cárcel llegase a decir: "Algún día me lo encontraré en la calle, y se va a cagar".

"Cuando salga nos vamos a Pontevedra a salir con todo el orgullo y cero vergüenza"

Vivir entre rejas hace mella en el ánimo. Así Pablo Crespo entró en prisión, insuflando ánimos a su mujer y sus tres hijos, a los que prometía que en cuanto saliese de la cárcel se iría con ellos a "pasear por Pontevedra con todo el orgullo y vergüenza cero".

Pasado un tiempo, confesaba a su esposa que toma "una pastillita para estar menos angustiado" y que empieza a hacerse "a la idea de que la libertad puede tardar en llegar con todo esto" y que no saldrá a tiempo para "estrenar la piscina de verano". Así se recoge en las transcripciones de las conversaciones entre el ex político gallego y su mujer, grabadas por orden judicial y que forman parte del sumario hecho público.

"Gente muy decente"

Crespo, en sus charlas con su mujer o con sus abogados, también relata su experiencia en la cárcel. Así cuenta que en su módulo "hay gente muy, muy, muy decente, muy normal o sea". "Hay muchos temas de droga, pero de que a una empresa le aperece un paquete en un contenedor, y todos para dentro, ¿entiendes?", comenta el ex número tres del PP gallego a su esposa.

En sus charlas el ex político pontevedrés cae en contradicción y si un día sus compañeros de prisión son gente "muy, muy, muy decente", en otro momento mara distancia con todos ellos y manifiesta su perplejidad por estar en la cárcel con esas personas: "No soy un criminal, la mayor parte de la gente está por temas de drogas, y tal, pero son como de guante blanco, pero yo no tengo nada que ver con eso".

Pese a que es consciente de que sus conversaciones son objeto de control, utiliza a su mujer para seguir controlando la trama desde la cárcel, pero también dedica buena parte de sus charlas a contar detalles de su día a día en prisión. Por ejemplo, comenta que los otros presos se le "arriman" y que intenta llevarse "bien con todo el mundo", y así se dedica "la mitad del día a cubrir instancias, a ayudar a la gente porque aquí hay personas que no saben ni escribir".

Crespo, que cuenta que está haciendo un curso de habilidades mentales y que se ha "tragado" siete libros, entre ellos uno sobre la formación de huracanes, se queja en más de una ocasión del sueldo de los abogados contratados para sacarlo de la cárcel.

Le piden de provisión "doscientos mil euros", pero se consuela porque son "buenos" y porque además esperararán a recibir sus honorarios porque los letrados saben que ahora tiene sus fondos "inmovilizados" y carece de efectivo.