Los diputados socialistas se cuidaron de arropar ayer con enérgicos aplausos de apoyo a los cuatro nuevos ministros que debutaron en la sesión de control del Congreso para someterse a preguntas de la oposición, y quienes aprovecharon para lanzar ofertas de consenso y diálogo a diestra y siniestra.

Ha sido una sesión inusual porque comenzó después de un largo debate convocado para que el presidente Zapatero, explicara la remodelación.

Se estrenaban la vicepresidenta económica, la gallega Elena Salgado; el vicepresidente tercero, Manuel Chaves; el ministro de Fomento, el también gallego José Blanco; el titular de Educación, y Ángel Gabilondo. La responsable de Sanidad, Trinidad Jiménez, vio aplazadas sus preguntas para hoy.

Ha sido el diputado del PNV Pedro Azpiazu el primero en dirigirse a Salgado, para recordarle la “debilidad parlamentaria” del Gobierno, a la que precisamente contribuyen los nacionalistas vascos desde que el PSE pactó con el PP llevar a Patxi López a Ajuria Enea. Pero a la nueva ministra de Economía le importó poco que Azpiazu considerara que el Gobierno es más un “pesado lastre” que una solución para la crisis; ella le pidiócolaboración y cosechó aplausos del PSOE en su primera respuesta y en la réplica.

A continuación, Cristóbal Montoro, del PP, abrió el fuego del grupo popular contra la vicepresidenta, cuyas respuestas siguió muy atento su predecesor, Pedro Solbes.

Con expresión poética dio la bienvenida Montoro a Elena Salgado porque según dijo “llega al relevo sobre cenizas de un fracaso”.

A todos los que la interpelaron, la ministra ofreció consenso, y en todas sus contestaciones fue ovacionada con ganas por el grupo socialista.

A Manuel Chaves, ministro de Política Territorial, le tocó en suerte el malagueño Juan Manuel Moreno, quien con gran vehemencia le acusó de disfrutar de un “retiro de lujo” en el Gobierno.

Los reproches a Chaves merecieron un “¡haaaala!” por exagerado en la bancada socialista, que se volcó con aquél. Chaves sacó pecho con sus seis victorias electorales consecutivas.

Como se aproximaba la hora de comer, el hemiciclo fue perdiendo público, y, para el estreno de José Blanco ante el diputado de CiU Pere Macias, apenas había veinte escaños ocupados en la bancada del PP y, frente a ellos, un puñado de socialistas con aplausos. Menos había incluso cuando Ángel Gabilondo se enfrentó a su primera pregunta como ministro.

Incluso Fernández de la Vega, a quien Soraya Sáenz advirtió que aunque las crisis no quitan gobiernos, los ciudadanos sí lo hacen, se atrevió a responderle: “Siga jugando con la bola de cristal , que los ciudadanos se las pondrán boca arriba”.