Tanto desde la Casa Blanca como desde el Palacio de la Moncloa han mostrado su deseo de que se abra una nueva etapa de colaboración "intensa" entre ambos gobiernos y de relaciones entre las dos administraciones "positivas y fructíferas".

Ha pasado un lustro desde la última reunión entre los presidentes de ambos países. La de mañana, por tanto, será la primera entrevista de los máximos mandatarios de Estados Unidos y España desde la que mantuvieron, el 15 de enero de 2004, George W. Bush y José María Aznar.

Tras aquel encuentro y la llegada de Rodríguez Zapatero a La Moncloa, las relaciones entre los dos gobiernos se enfriaron debido a la decisión del ejecutivo socialista de retirar las tropas españolas de Irak.

No obstante, las administraciones de los dos países han insistido en que la "anomalía" de que no haya sido posible una reunión entre Zapatero y Bush no ha afectado al diálogo institucional en todos los niveles.

Confiaba el gobierno español en que la entrevista entre Zapatero y Obama se concretara durante la gira que ambos iniciaron el miércoles en Londres para asistir a la reunión del G-20 y que les llevaría después a Estrasburgo (cumbre de la OTAN), Praga (primera reunión de los Veintisiete con Obama) y Estambul (Alianza de las Civilizaciones).

Se despejó la duda el pasado 28 de marzo cuando el consejero adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Benis McDonough, anunció que el esperado encuentro se produciría en Praga aprovechando la reunión que los mandatarios de los países de la UE mantendrían con Obama.

Al mismo tiempo que se fijaba la entrevista, se daba por zanjado el desencuentro que supuso el anuncio de la ministra de Defensa, Carme Chacón, de la retirada de las tropas españolas de Kosovo, que causó sorpresa y una profunda "decepción" en el gobierno estadounidense, que tuvo conocimiento de ello poco antes de que se hiciera público.

En la agenda de la cita de mañana se han incluido, según se ha informado por ambas partes, cuestiones como la seguridad y estabilidad en los Balcanes, la lucha contra el terrorismo, la crisis económica, las políticas energéticas, el cambio climático y, a instancias de Zapatero, Latinoamérica.

Pero también la situación en Afganistán, país al que precisamente España enviará un pequeño contingente de militares para encargarse de la formación y el entrenamiento de un batallón del Ejército local, que se sumarán los 778 actuales que participan en la misión ISAF de la OTAN, integrada por 41 países y alrededor de 55.000 soldados.

Obama y Zapatero tendrán también ocasión de escuchar la opinión de los otros 26 países comunitarios sobre esos asuntos en la reunión EEUU-UE de la capital checa, previa a la cumbre formal anual que se celebrará en junio en Washington.

Una reunión informal la de Praga que servirá de marco para el primera reunión bilateral oficial entre los dos líderes que, no obstante, ya mantuvieron el miércoles un primer encuentro durante la recepción que la Reina de Inglaterra ofreció a los miembros del G-20 y en el que se constató, según fuentes del gobierno español, que entre ambos hay "química".

Zapatero ha augurado, tras ese primer contacto, un entendimiento "muy fácil y muy positivo" con Obama, de quien ha resaltado su cercanía, capacidad de diálogo y voluntad de entendimiento y con quien pudo conversar en Londres de aficiones comunes, como el baloncesto, y de la crisis económica, la OTAN o las relaciones internacionales.

Barack Obama ha expresado su deseo de visitar pronto España, por lo que ésta podría ser otra de las cuestiones que ambos traten en su entrevista, en la que probablemente Zapatero reitere a su interlocutor la intención del gobierno socialista de facilitarle el trabajo.

Y es que Zapatero, tal y como dijo recientemente, piensa que "el éxito del presidente Obama es el éxito de buena parte de los grandes objetivos que tiene el mundo en este momento".

Mientras que Zapatero espera con "enorme interés" esa cita, tal y como aseguró nada más conocer que ésta se produciría, Obama está "deseoso" de mantener una estrecha colaboración con España durante su mandato, como afirmaron hace unos días desde la Casa Blanca.