José Antonio Alonso se ha estrenado en la presente legislatura como portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados después de que se lo pidiera su amigo, el presidente del Gobierno. Asume con ello su nuevo trabajo tras ocupar puestos en el Poder Judicial, como juez, y en el Ejecutivo, como ministro de Defensa como un reto personal en medio de un panorama parlamentario mucho más complejo y en el que recela de la nueva imagen que muestra el principal partido de la oposición

-¿Se ha acostumbrado ya al puesto de portavoz en el Congreso de los Diputados?

-Sí, claro. Llevamos ya ocho meses.

-Hay quien opina que es algo que todavía le cuesta...

-Yo creo que sí, ¡hombre!, pero, bueno ... (ríe), hay que respetar lo que puedan opinar otros. Es un puesto muy interesante que me concede el privilegio de estar en niveles relevantes en el poder legislativo del Estado, después de haber estado en el ámbito judicial y en el Ejecutivo.

-Cuando le propuso el presidente Zapatero, ¿le hizo un favor o una faena?

-Un favor, en cualquier caso. Creo que el puesto es interesante y también difícil. Son retos que siempre que tengas fuerza personal y emocional son bienvenidos; a mí me gustan.

-Lo acaba de citar, ha estado en el Poder Judicial, en el Ejecutivo y ahora en el Legislativo. ¿Cuál es el más atractivo?

-Son muy distintos. El más dinámico es éste, el Parlamento, un lugar muy plural en el que suceden muchas cosas todos los días. No es más ni menos importante que los otros, pero es mucho más dinámico.

-¿Esas funciones le han ayudado a tener una visión global de la estructura del Estado?

-Sí, sin duda. En España las instituciones del Estado se ajustan bastante a lo que señala la Constitución. Pero realmente es en el Parlamento donde se hacen las leyes, donde se controla al Gobierno y donde se realizan las negociaciones políticas.

-¿Su puesto de portavoz parlamentario acaba siendo el de un defensa central del Gobierno?

-Yo diría que es un trabajo creativo, lo que sucede es que cuando lo eres de la mayoría que respalda al Gobierno, evidentemente, tienes que hacer una tarea que es... un poco de defensa central. A la tarea de lograr consensos para sacar adelante leyes luego está la de, como usted dice, de defensa central de estar apoyando al Gobierno.

-¿No cree que este inicio de legislatura está siendo átono, como falto de pulso vital?

-Esta legislatura va a estar muy mediatizada por la crisis económica y financiera que vive el mundo y también España. Ése es un dato decisivo por lo que la gestión económica va a ser un aspecto clave de la vida política nacional y eso se nota también en el Parlamento. Desde el inicio de la legislatura hemos tenido ya cuatro debates sobre política económica general con el presidente del Gobierno. Eso es algo desconocido en el parlamentarismo español.

-El PSOE obtuvo en las elecciones del 9 de marzo cinco escaños más pero se encuentra con un panorama más complejo. ¿Comparte esa percepción?

-Sí. Es un escenario más delicado para nosotros porque los apoyos de la anterior legislatura han bajado y opciones como CiU y PNV, con las que competimos en Cataluña y País Vasco, se han mantenido; por lo tanto, es más complejo. Ahora bien, desde septiembre el ambiente se ha estabilizado, no hemos perdido votaciones y previsiblemente los presupuestos del Estado van a salir adelante. Es una legislatura de geometría variable que exige un trabajo intenso que no se ve.

-¿La previsible aprobación de los presupuestos es su primera victoria política?

-De verdad, yo no vivo la política como un asunto de triunfos y, por lo tanto, tampoco de fracasos. Aquí estoy para sacar una tarea y más adelante, con perspectiva intelectual y distancia temporal, se puede decir que esto estuvo bien y aquello mal. Cuando estás en el meollo lo único que me preocupa es sacar la tarea; si no lo haces así... ¡uf!, estás perdido.

-¿Por qué ha habido consenso con el PP para el Consejo General del Poder Judicial y no para el Tribunal Constitucional?

-En el Tribunal Constitucional está claro que el PP lo ha bloqueado; pueden decir lo que quieran pero el PP lo ha bloqueado porque, más allá de lo que diga cada uno está el rigor de lo hechos. El PSOE ha pre seleccionado a través de las comunidades a 17 candidatos, que es lo que dice la ley, y el PP ha designado a solo dos. Eso, la verdad, pone las cosas difíciles y demuestra objetivamente que ha sido el PP quien ha incumplido.

-¿Por qué tiene tan mala imagen el trabajo parlamentario? Ha recibido duras críticas en los últimos meses?

-Yo lo que he visto aquí, en ocho meses, es que se trabaja mucho, al menos entre los diputados socialistas que son los que conozco; también podría citar casos de otros grupos. La labor del diputado está en el pleno, en las comisiones, en los despachos, en las circunscripciones y entre los ciudadanos; hay trabajos que se ven y otros que no. Esa imagen, francamente, creo que no es justa.

-El PP ha abandonado la estrategia de la crispación. ¿Usted lo calificaría de leal oposición o no llega todavía?

-El PP ha abandonado la crispación como imagen pero no sé si lo ha hecho como estrategia. Esa es la cuestión. Hay determinados aspectos de la vida pública que deben estar apartados de la pelea y eso no está reñido con la defensa de las propias posiciones. Pero no veo diferencias sustanciales en la ideología del PP respecto a la legislatura pasada.

-¿El caso de sor Maravillas ha sido su momento más delicado?

-¿El más delicado?, yo no lo he vivido así, francamente. Hubo una decisión de la Mesa del Congreso que no gozaba del consenso necesario. En el caso del grupo socialista creemos que esa decisión era contraria a la declaración de aconfesionalidad del Estado y por lo tanto dijimos que no nos parecía correcto.

-Pero no debió ser agradable enmendarle la plana al presidente Bono, un compañero suyo.

-No tiene, insisto, la importancia que se le dio en su momento. La prueba es que en cuanto ha pasado el tiempo es un asunto que no tiene la menor importancia. Y quiero destacar que el presidente tiene todo el apoyo del grupo socialista.