Durante su participación en la reunión del Consejo del Partido Socialista Europeo, que hoy se clausura en Madrid, González ha reiterado que está a favor de las medidas adoptadas para hacer frente a los avatares financieros. "Por fortuna, se ha reaccionado", ha reconocido.

Sin embargo, ha mostrado sus dudas sobre "cómo se va a volver a recuperar una orientación de política económica, no sólo monetaria, en Europa, porque las intervenciones masivas de los últimos meses" se han producido "más allá de cualquier tipo de regla e incluso más allá de cualquier tipo de procedimiento institucionalmente identificable".

"Nada que ver con las reglas, con los límites, con los topes, y nada que ver con el funcionamiento ordinario de las instituciones", ha profundizado.

El ex presidente del Gobierno está convencido además de que la crisis "va a durar", porque es difícil diagnosticarla e incluso combatirla, porque nadie se percató de su magnitud hasta que "la banca" de ese "casino financiero global" saltó, y ahora se reclama la que los gobiernos "vengan con la caballería".

A este respecto, ha cuestionado que la política esté "entrenada" hoy en día para ponerse al frente de la situación y recomponer "el desastre", cuando "lleva muchos años fuera del campo", cediendo terreno a la "mano invisible" del mercado.

En su intervención, ha desplegado un "menú", según sus propias palabras, sobre las cuatros crisis superpuestas que atraviesa actualmente Europa: la económico-financiera, la institucional, la de seguridad y la del Estado del bienestar.

Una vez que ha desmenuzado la primera, ha abordado la segunda de ellas asegurando que en medio de los problemas económicos se introdujo una crisis de seguridad con la guerra de Georgia, que se sumó a las amenazas del crimen organizado y del terrorismo internacional e hizo renacer "algunos de los viejos fantasmas".

A ello ha añadido un despliegue "absolutamente injustificado e injustificable" del sistema antimisiles "de la famosa guerra de las galaxias".

"Que, naturalmente, nos quieren hacer creer que no se trata de defenderse de Rusia, sino de la amenaza de Irán, pero ya somos un poco mayorcitos para que nos cuenten cuentos de esa magnitud.

Sabemos de qué se trata y me parece un error", ha reflexionado.

Ha apostado por una política de seguridad coherente, con 150.000 efectivos y no un millón y medio, temeroso de que Europa "siga perdiendo relevancia hacia el mundo y hacia sus propios ciudadanos".

Con el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, espera recuperar la "estrategia euroatlántica" tanto para la dimensión de seguridad como para la resolución de los problemas económicos.

Para González, es una "bendición" que los Estados Unidos reconozcan que solos no pueden afrontar los problemas de seguridad ni económico-financieros y que no pueden hacer de "gendarmes del mundo con políticas unilaterales".

Todas estas consideraciones estarán en el informe que preparará el grupo de reflexión que él lidera y que intentará que se hagan respetar, porque, tras definirse como "un jubilado de júbilo", ha subrayado que no seguirá si hay interferencias.

En opinión de González, la UE tiene "algún elemento grave de crisis" en su modelo de bienestar, debido al envejecimiento de la población, el consiguiente aumento de los pensionistas y la reducción del número de trabajadores que cotizan.

"Menos mal que vinieron los emigrantes, si no, no podríamos pagar las pensiones en Europa hoy", ha incidido González, que entiende que se ve a los inmigrantes "como necesidad y como problema"; "sin ellos no podemos y la llegada de ellos nos inquieta".

No obstante, para él es importante que la Unión Europea tenga una política migratoria única.

Y ha alertado también de que Europa está perdiendo su capacidad de ser una potencia económica-tecnológica de primer orden, con las deslocalizaciones, y, sobre todo, con el hecho de que grandes empresarios de países emergentes estén comprando industrias de los "sectores por excelencia" de la UE.

Por el contrario, ha considerado que estas deslocalizaciones también tienen sus aspectos favorables, habida cuenta de que, al llevarse fuera de Europa buena parte de la industria contaminante, podrán reducirse las emisiones de CO2.