Los alrededor de 300 delegados de 50 países diferentes que estarán reunidos en el Palacio de Congresos de Valencia hasta el próximo martes han dedicado una parte importante de su primera jornada de trabajo a tratar cuestiones que centran la agenda internacional, como son Afganistán o las relaciones con Rusia.

"Nos engañamos si pensamos que podemos conseguir la paz a cañonazos", ha afirmado el británico Hugh Bayley, el responsable de presentar el informe que el comité Económico y de Seguridad ha elaborado sobre "La reconstrucción económica en Afganistán, implicaciones para el desarrollo de su seguridad".

El informe, aprobado por la comisión, apunta la necesidad de establecer una mejor coordinación entre la comunidad internacional y el gobierno afgano para lograr que los ciudadanos de este país se impliquen en el proceso de reconstrucción, ya que en su opinión ésta es la mejor manera de lograr los resultados más óptimos.

"El Gobierno afgano debe liderar el proceso que permita hacer posible la reconstrucción", ha afirmado Bayley, quien ha declarado que la insurgencia "no puede vencerse sólo con las fuerzas militares, es una batalla de las mentes y de los corazones" y ha advertido de que "la paz no va a llegar nunca a este país mientras no se acabe con el terrorismo y el narcotráfico".

En este sentido ha destacado la importancia de acabar con el cultivo de opio, que financian a la insurgencia, y ha admitido que la comunidad internacional "ha fallado" en evitar que la corrupción llegara a las fuerzas de seguridad afganas y en el reparto igualitario de los fondos destinados a este país.

Asimismo, ha destacado la necesidad de una mayor implicación económica de occidente y ha apuntado que Irán y Rusia "están dando más ayudas a Afganistán que la mayoría de países grandes y miembros de la OTAN".

Por otra parte, el general de la OTAN Karl W. Eikenberry, quien también ha hablado ante esta comisión sobre la situación en Afganistán, ha querido dejar claro que el hecho de que Estados Unidos incremente su contingente en este país no impedirá que Canadá y países de la UE mantengan sus efectivos e, incluso, aumenten su actual número.

Uno de los objetivos de la OTAN, ha puntualizado Eikenberry, es contribuir a la formación de las fuerzas armadas de Afganistán y de su policía, que irán incrementando sus dotaciones hasta alcanzar los 130.000 miembros.

Asegurar el proceso electoral del próximo año, contribuir a la formación de las fuerzas de seguridad afganas, abandonar el país "no demasiado temprano" y dar respuesta al desafío extremista y terrorista en la frontera con Pakistán, son algunos de los próximos retos que la misión de la OTAN tendrá que afrontar, según Eikenberry.

Tras recordar que en ese país hay desplazados 50.000 militares de 41 países para garantizar la paz, el general ha reconocido que la situación de seguridad es "más difícil" que lo que había previsto la OTAN cuando asumió en 2003 el mandato de Naciones Unidas de enviar a Afganistán a miembros de las fuerzas armadas de diferentes estados.

La jornada de hoy también ha contado con la intervención del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien ha admitido que quizá sea necesario hacer "un nuevo esfuerzo militar" en Afganistán, pero ha asegurado que España no contribuirá al mismo y ha recordado que nuestro país ya "ha pagado un precio alto en vidas humanas".

Un argumento que también ha defendido el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez, quien ha informado también de que las Fuerzas Armadas Españolas extenderán su presencia a diferentes países del este, oeste y sur de África ante la "preocupación" que existe por la "evolución negativa" que podría tener la inmigración ilegal, el tráfico de drogas y el terrorismo.

En la vertiente más económica la Asamblea ha podido escuchar al ex director gerente del Fondo Monetario Internacional Rodrigo Rato quien ha apostado por la economía de mercado para abordar la crisis financiera internacional, frente al "riesgo" que supondría la adopción de medidas proteccionistas como consecuencia de "presiones políticas domésticas inevitables".