Los beneficios penitenciarios a los que se ha acogido gracias al antiguo Código Penal con el que fue juzgado en su día, han permitido que De Juana, uno de los etarras más sanguinarios de la terrorífica historia de ETA, vaya a cumplir menos de un año de prisión por cada uno de sus asesinatos.

El Estado de Derecho no ha hecho excepciones con un terrorista que nunca se ha arrepentido de sus crímenes y que, incluso, ha pedido champán en la cárcel para celebrar los atentados cometidos por sus compañeros de armas.

"Sus lloros son nuestras sonrisas y terminaremos a carcajada limpia", escribió De Juana en una carta tras el asesinato del concejal sevillano Alberto Jiménez-Becerril y su esposa Ascensión García, en marzo de 1993.

De Juana podía haber salido de prisión mucho antes, hace casi dos años, pero una condena de tres años por amenazas tras la publicación de varios artículos en el diario Gara, le ha retenido en la cárcel otra larga temporada.

Recluso reivindicativo y polémico, el terrorista ha protagonizado tres huelgas de hambre -la última iniciada el pasado 16 de julio y que todavía mantiene- que le han llevado al hospital y a copar las portadas de los periódicos.

Protestas que De Juana ha utilizado hábilmente para intentar presionar a las instituciones en aquellos momentos en los que veía peligrar su salida de la cárcel.

Entre medias, ha tenido tiempo para casarse en prisión con su novia, Irati Aranzabal, en una ceremonia celebrada en febrero pasado en la prisión de Aranjuez con dos etarras como testigos.

Hijo de un médico que sirvió en el ejército franquista y nieto de militar, De Juana, que cumplirá 53 años en septiembre, se alistó en la segunda promoción de la Ertzaintza en los primeros años 80 y de ahí huyó a Francia en 1983 tras conocerse que colaboraba con ETA.

Apenas estuvo cuatro años "en activo", aunque le dio tiempo suficiente para participar en once atentados con 25 víctimas mortales, el más grave el cometido en la Plaza de República Dominicana de Madrid, en el que fueron asesinados doce guardias civiles.

De Juana fue detenido, junto a otros cinco etarras, el 16 de enero de 1987 en el piso franco que el 'comando Madrid' tenía en la capital y, desde entonces, ha permanecido encerrado en prisión, a excepción de los días en los que estuvo hospitalizado a consecuencia de sus prolongadas huelgas de hambre.

A partir de mañana, cuando salga libre por la puerta del centro penitenciario Madrid VI de Aranjuez, De Juana cambiará su celda por un piso del barrio de Amara de San Sebastián.

Una vivienda, propiedad ahora de su esposa y sobre la que pesa un embargo "fulminante" por orden de la Fiscalía, que se encuentra en una zona en la que viven varias víctimas del terrorismo y personas amenazadas por ETA.

De Juana Chaos, acostumbrado a ser quien intimida, comenzará mañana su nueva vida en libertad enfrentándose cara a cara a unas pintadas aparecidas en el portal de su casa en las que se puede leer: "No olvidamos, no perdonamos".