En la vista oral, que continúa mañana en la Audiencia Nacional, los tres acusados han manifestado que no reconocen al Tribunal.

En el juicio, han prestado declaración como testigos otros dos miembros del "comando Madrid" ya condenados por estos hechos, Ana Belén Egües y Aitor García Aliaga, a quienes se les impuso una pena de 1.042 años de cárcel y que fueron detenidos el día del atentado, gracias, según la fiscal, a la colaboración de un "héroe anónimo" que les siguió con su vehículo.

Ambos condenados han subrayado que fueron objeto de malos tratos durante sus declaraciones policiales, por lo que han manifestado que no las reconocen, y Egües ha añadido que se siente "muy orgullosa" de haber colaborado en la "lucha por la independencia" de Euskadi.

Según ha recordado la fiscal, los hechos que se han empezado a juzgar hoy se remontan al día 6 de noviembre de 2001, tras la ruptura de la tregua en 1999 y dos intentos frustrados de atentar contra Junquera en mayo y junio de ese mismo año.

La representante del Ministerio Público pide 32 años de cárcel para Múgica por pertenencia a ETA y depósito de armas y explosivos, y 1.553 años para Zubiaga y Gallastegi, a los que acusa, además de esos mismos delitos, de 97 tentativas de asesinato y otros cinco de conspiración para el asesinato por las otras tantas autoridades que el "comando" planeaba matar: tres magistrados -dos de ellos de la Audiencia Nacional- y un concejal del PP de Madrid.

La Asociación de Víctimas de Terrorismo, que actúa como acusación popular, reclama para los acusados las mismas penas que la fiscal.

Durante el juicio también ha comparecido la casera de un piso que alquilaron Manuel Zubiaga, alias "José", y Lexuri Gallastegi, alias "Nuria", así como vecinos de otros inmuebles de Madrid y Salamanca en los que los miembros del comando se alojaron durante la preparación de este ataque.

Por su parte, los agentes que participaron en la detención de Egües y García, en la instrucción del caso y en los registros de los domicilios han detallado que se incautaron, entre otros efectos, de armas, documentos de identidad falsificados y manuscritos en euskera.

Según la fiscal, para perpetrar el atentado, el 6 de septiembre, Zubiaga y Gallastegi, robaron un vehículo al que instalaron un artefacto explosivo y lo aparcaron en la calle del Corazón de María en la confluencia con la calle del Cardenal Silíceo de Madrid, donde sabían que solía pasar el vehículo de Junquera.

El 6 de noviembre los etarras se trasladaron a ese lugar con un coche que habían sustraído el 2 de noviembre y entonces Aitor García, siguiendo las indicaciones de Egües, accionó el mando a distancia que hizo explosionar el coche-bomba en el mismo momento en que pasaba el de Juan Junquera.

Como consecuencia de la explosión, que causó numerosos daños materiales, el subsecretario y otras 96 personas resultaron heridas.