Los reyes Juan Carlos de España y Abdalá bin Abdelaziz de Arabia Saudí inauguraron ayer la Conferencia Internacional para el Diálogo en la que líderes y expertos musulmanes, judíos y cristianos, así como de otros muchos credos, buscarán vías para fomentar el diálogo y el entendimiento mutuo. Abdulá bin Abdelaziz al Saud hizo un llamamiento al diálogo entre religiones y civilizaciones para hacer frente a la "pérdida de valores" y "confusión de conceptos" que padece la sociedad actual mientras Don Juan Carlos defendió el diálogo para construir un "mundo más justo y solidario".

Así se pronunciaron durante la inauguración en el Palacio de El Pardo de la Conferencia Mundial para el Diálogo, organizada por la Liga Mundial Musulmana bajo los auspicios del Rey saudí, y a cuyo acto de apertura asistió también el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aunque fue el único de los miembros de la mesa que no tomó la palabra. Según fuentes de La Moncloa, nunca estuvo previsto que hablase, aunque los organizadores así lo anunciaron en un dossier informativo repartido a la prensa esta semana.

Terrorismo, droga y racismo

Como ejemplo del "periodo crítico" que atraviesa la sociedad, el Rey saudí se refirió a la "extensión de los crímenes, el exceso del terrorismo, el desmembramiento de la familia, el grave daño que provoca el consumo de drogas en los cerebros de los jóvenes, la explotación de los débiles por parte de los fuertes y las repugnantes y odiosas disputas racistas".

Ante todo esto, fruto, a su juicio, de ese "vacío espiritual" de las gentes, no queda "otra salida que encontrar un acuerdo a través del diálogo entre las religiones y las civilizaciones". Este acuerdo, subrayó, se podrá alcanzar buscando los "aspectos comunes" que unen a las religiones, como "la profunda fe en Dios, los nobles principios y la elevada ética que representa el fundamento de las religiones".

Si intentos anteriores fracasaron, fue porque, en su opinión, bien se basaron en las diferencias y las agrandaron, bien porque intentaron "fundir las religiones y los dogmas con el pretexto de un acercamiento entre ellas".

En su discurso, el rey Juan Carlos defendió que el diálogo, "desde el mutuo respeto a nuestras respectivas identidades y creencias, debe dirigirse a facilitar el mejor conocimiento mutuo, a subrayar aquellos valores en los que coincidimos y a promover la colaboración y el entendimiento recíproco". "En dicho marco, el diálogo interreligioso e intercultural desempeña un destacado papel que gana en importancia en esta era de la globalización", añadió.

Don Juan Carlos confió en que las reflexiones que se hagan en estos días que dure la conferencia vayan en la dirección de construir un mundo "más justo, más próspero y solidario que acabe para siempre con la inaceptable barbarie terrorista, que luche contra el hambre, la enfermedad y la pobreza, que sea respetuoso con los derechos del ser humano y que promueva la defensa del medio ambiente". El Rey recordó que España ha construido su democracia "en torno a la tolerancia, la convivencia y el respeto mutuo" y que siempre se muestra partidaria de "profundizar en la paz, el diálogo y la cooperación a escala internacional".

En ninguno de los discursos hubo referencia alguna a los derechos de la mujer. De entre los 250 asistentes a la inauguración de la conferencia (representates religiosos, de la sociedad civil y pensadores), tan sólo quince eran mujeres.