La ansiada unidad no fue tal en el XII Congreso Regional del PP catalán. Así quedó de manifiesto en la votación por la que ayer salió elegida presidenta la senadora Alicia Sánchez-Camacho, que tan sólo pudo obtener el 56,72 por ciento del respaldo, un porcentaje que otorga a su rival, la diputada en el Parlamento autonómico Montserrat Nebrera, un argumento para sentirse también ganadora de este cónclave, al obtener el 43,28 por ciento. En sus primeras declaraciones, Nebrera recordó a Camacho los resultados y le instó a "tener en cuenta el movimiento que se ha puesto en marcha" en un foro agitado por la polémica desde antes siquiera de celebrarse.

Nebrera había obtenido 240 avales, frente a los 650 logrados por su compañera y sin embargo rival, que finalmente terminó haciéndose con la victoria por un resultado más ajustado de lo deseado por Génova, lejos de las holgadas victorias de sus predecesores. Antes de oficializarse los resultados, cuando tan sólo eran estimaciones, la diputada regional ya se sentía en parte ganadora, al menos moral. "Sencillamente, gracias a todos", dijo Camacho al final del plenario al tomar la palabra, mientras Nebrera salió a hombros, exultante y al grito de "torera" y "el próximo congreso lo vamos a ganar".

Antes de las votaciones, los asistentes al XII congreso contemplaron un nuevo enfrentamiento dialéctico entre las dos candidatas, que intercambiaron críticas a través de sus discursos. Durante su turno, Nebrera propuso cambiar la formación de "perdedores" en que se ha convertido el Partido Popular en una que sepa aprovechar esta "oportunidad" para ganar en Cataluña y hacer autocrítica con humildad.

"¿Por qué no podríamos ganar de una puñetera vez unas elecciones?", preguntó, antes de que Sánchez Camacho le replicase que no formaban parte de un partido de "perdedores sino de luchadores". Acto seguido, la senadora reivindicó su proyecto colectivo frente al "personal" de la diputada.